Daniel Pérez Calvo, actual coordinador de Ciudadanos en Aragón, fue nombrado el jueves secretario de Comunicación del partido, una de las figuras clave tras los últimos terremotos en la formación.

- ¿Es este el momento más crítico de Cs desde su fundación?

- De los que yo he conocido, por supuesto. Pero este partido está acostumbrado a crecerse en la adversidad. Por el proyecto en sí mismo y el reflejo que tiene en la mayoría de españoles que se sentirían cómodos con lo que propone. Tiene sus altibajos pero tiende a superar esos momentos trágicos en los que algunos, con excesivo afán, nos dan por finiquitados.

- Asume la comunicación del partido, ¿qué mensaje trasladará?

- El mensaje de Ciudadanos. Tenemos que seguir llegando a esa inmensa mayoría de españoles que se identifican con el espacio de centro, sensato, moderado, liberal y dialogante, donde uno puede entenderse perfectamente con sensibilidades de izquierdas o de derechas, atendiendo al interés general. Es un reto que asumo con toda la responsabilidad y el agradecimiento a la confianza que pone en mí Inés Arrimadas y al equipo que va a trabajar conmigo.

- Asume el cargo meses después de ser elegido coordinador en Aragón. Es un ascenso importante.

No diría que es un ascenso porque voy a seguir siendo el coordinador en Aragón. En un momento en que se refuerza la dirección del partido, asumo la secretaría de Comunicación porque es una forma de reconocer que debíamos darle entidad, y en los próximos días se darán a conocer el resto.

- ¿Cómo define lo que le pasa a Cs, con dimisiones, tránsfugas...?

- Es un escenario que cuesta mucho de entender y explicar porque forma parte de un contexto en el que la política nacional está ofreciendo una imagen que no se corresponde con lo que los españoles esperan de la política. Nos gusta más hablar de educación, de sanidad, de pymes, de ayudar a superar esta pandemia, que estar en los barrizales donde solo hay confrontación, crispación y crítica. En relación con las bajas del partido, todo el mundo ha visto que forma parte de una campaña de hostilidad manifiesta del PP hacia Cs. Pero el PP no quiere a los cargos de Cs, sino a sus votantes. Y tendrían que ver que el votante de Cs no encuentra en ellos su opción; lo vimos en Cataluña. Pese a haber perdido diputados, ninguno de nuestros escaños fue al PP.

- ¿Ha hablado con Fran Hervías?

- No. He tenido una buena relación con Fran Hervías, con él llegué a Cs, y para mí ha sido una sorpresa realmente desagradable y triste porque no esperaba que quien ayudó a construir el proyecto se pudiera sumar al carro de quienes quieren destruirlo. Cuando minutos después supe que su opción era ir al PP para iniciar esa ofensiva, le dije vía Whatsapp que le deseaba suerte en lo personal, pero me tendría enfrente en lo político. Sentí una sensación difícil de describir; dolorosa y de una enorme tristeza. Me resulta difícil de encajar que alguien que ha trabajado por ese proyecto, haya tenido el deseo de destruirlo.

- ¿Con usted no ha hablado para que se salga del partido?

- No. No, no, no. En absoluto. Imagino que no tendrá ganas de perder el tiempo. Sabe que yo jamás, jamás, voy a estar en el PP.

- ¿Qué diría a los tránsfugas de la Región de Murcia?

- Mmmm... En realidad yo creo que se han definido ellos mismos, ¿no? Igual les diría que encuentren tanta paz como tranquilidad dejan. Es muy triste saber que has estado trabajando con compañeros que en un momento dado han puesto precio a su dignidad. Cuando se presenta la moción, se hace con la firma de los seis diputados. Si dos días más tarde, tres de ellos se lo piensan y en ese proceso hay un cargo de por medio, un coche oficial... No decimos que se hayan vendido por un maletín con billetes, pero han vendido su voluntad a un comprador, el PP. Solo puedo sentir pena. Creo que la política no es eso, y que eso lleva la calidad de nuestra democracia al lodazal más inmundo.

- ¿Cómo va a compaginar sus dos cargos orgánicos?

- Sacando más horas de las que tiene el día (sonríe). Estoy acostumbrado a trabajar con presión. Y no voy a robar ni un minuto de Aragón para otras cosas.

- ¿Cómo ha conseguido que nadie se haya ido de Cs en Aragón?

- No se trata de que yo tenga que conseguirlo o no. El proyecto es lo suficientemente atractivo y arraigado como para que la gente que está en él, si se lo cree y está convencida, no se mueva. Nadie me ha venido con dudas.

- ¿Descarta que haya salidas ?

- Yo quiero pensar que no se van a producir salidas, pero también es verdad que tendría que pronunciarme por la voluntad de otras personas. Desearía que no se fuera nadie, y quiero pensar que no se va a ir nadie. Tampoco querría que se quedase nadie a disgusto. En este proyecto hay que estar a las duras y a las maduras. Y hay que estar porque uno está convencido, y no porque le convenga. Cualquier persona que estuviera pensando en cambiar de rumbo tiene que saber que voy a respetar siempre la discrepancia, pero esperando que quien quiera marcharse y tenga un acta institucional, la deje en el partido.

- ¿Con el clima de OPA hostil del PP a Cs siguen a salvo los pactos en Aragón? ¿Y en Zaragoza?

Totalmente. Con el PP en Zaragoza, Teruel, Calatayud, Tarazona, Barbastro y Monzón tenemos acuerdos de Gobierno con una serie de pactos pensados por y para el bienestar general. Si se cumplen, no hay motivo para que se rompan. Si por parte del PP en Zaragoza o en Aragón, que estoy convencido de que no va a ser así, observásemos prácticas como las detectadas en otras comunidades, estaríamos hablando de otra cosa. Pero, ¿quién, ante la foto de Becton Dickinson, puede pensar que vayamos a romper esos acuerdos para que los zaragozanos paguen los platos rotos en Murcia? No tendría sentido y no lo vamos a hacer.

- ¿Le molesta depender de Vox en Zaragoza?

- En el Ayuntamiento de Zaragoza, como en otras instituciones, tenemos acuerdos de gobierno única y exclusivamente con el PP. Somos conscientes de que ese gobierno necesita un apoyo externo de Vox, que Vox libremente presta, pero nosotros no estamos en esos acuerdos.

- Pocos días antes de la moción en Murcia, Arrimadas visitó al presidente Lambán, al alcalde y la vicealcaldesa de Zaragoza... Sobrevoló en el ambiente si se estaba cociendo una moción en el Ayuntamiento de Zaragoza...

- (Frunce el ceño e interrumpe) Jamás, jamás.

- ... ¿Cree que las buenas relaciones entre el ayuntamiento y el Gobierno de Lambán al que ustedes apoyan ha tenido algo que ver en que esa moción se descartara?

- La moción no se ha planteado en ningún otro lugar de España, salvo en Murcia. Esa cantinela de que esto formaba parte de un plan urdido para ir goteando mociones de censura no era así. Jamás se planteó una moción de censura ni en Zaragoza, ni en Madrid, ni en ningún otro sitio. A lo que vino Inés Arrimadas fue a hablar de la fórmula Aragón y vio que es posible gobernar con el PP en un ayuntamiento y, desde la oposición, apoyar y tender la mano a una opción política diferente con la que eres capaz de llegar a acuerdos por el bienestar general. Es lo que nos gustaría a nosotros; romper la dinámica de bloques. A más Ciudadanos, menos populismo.

- La dimitida diputada Marta Martín ha dicho que en Ciudadanos no hay tránsfugas, sino huérfanos.

- Voy a respetar siempre las opiniones de la gente. Yo estoy en Cs y no me siento huérfano. No creo que nadie se sienta huérfano, pero también digo que Arrimadas no tiene la vocación de ser la madre de todos. Pero no quiero meter a Marta Martín en el mismo saco que los tránsfugas. Ella ha tenido la dignidad y la lealtad de irse dejando en su escaño el acta.

- Albert Rivera inició el viraje hacia el PP que llevó a que no se pudieran cerrar pactos con el PSOE. Con la situación actual, ¿cree que fue un error?

- De forma subjetiva, no me puedo arrepentir porque esa decisión se tomó en una circunstancia política concreta. Objetivamente, viendo los resultados, es obvio que quizás no fue la decisión más acertada. La idea era separarse de un PSOE condicionado por el Sanchismo, un PSOE capaz de pactar con fuerzas populistas como Podemos, o con Bildu o ERC.

- ¿De no haber podido entrar en el Gobierno con Javier Lambán se arrepiente usted personalmente?

- Em... tiene que ver con lo anterior. Que yo no llegase a un acuerdo con Lambán no venía tanto condicionado por una decisión mía individual, sino por una estrategia marcada a nivel nacional. Yo la acaté, la asumí con la disciplina que creo que hay que aceptar en estos casos. Dicho esto, el devenir del tiempo ha demostrado que podíamos haber formado un buen Gobierno con Javier Lambán.

- Suele decir que «Ciudadanos tiene latido». ¿Cuánto le queda?

- Primero lanzaría un aviso a navegantes de quienes están deseando que nos vaya mal. Nosotros estamos con las filas cerradas en torno a Inés Arrimadas, que es la mejor presidenta que puede tener Cs. A los que dicen que Cs está muerto, recurriría a unos versos que se adjudican a Zorrilla pero que son de Fernández de Alarcón: «Los muertos que vos matáis gozan de buena salud». Estamos pasando una situación difícil, pero con la fuerza y el latido que tenemos las personas que estamos en el proyecto, que nadie piense que vamos a tirar la toalla, que nos vamos a rendir, ni a entregar la posición.