La marejada que ha vivido Ciudadanos a escala nacional desde que se anunciara la moción de censura en la Región de Murcia, pasando por las deserciones y transfuguismos posteriores, apenas se ha sentido como una brisa en Aragón. Aquí, ningún cargo electo se ha dado por ahora de baja del partido, ni ha dimitido, ni se han puesto en cuestión los pactos de Gobierno, principalmente con el PP, en localidades aragonesas de diferente tamaño.

Donde la formación liberal tiene una mayor cota de poder, en su Gobierno de coalición en la capital aragonesa, tampoco suenan tambores de guerra. De hecho, PP y Ciudadanos se esfuerzan por escenificar que siguen tan unidos como siempre. Como muestra un botón: la foto del «codo con codo» del alcalde, Jorge Azcón, y la concejala de Hacienda, María Navarro (PP), con los concejales de Ciudadanos, Víctor Serrano y Carmen Herrarte, en la llegada del gigante Becton Dickinson a Zaragoza.

Aunque no haya marejada ni grumetes saltando del barco, hay corrientes que reflejan la incertidumbre que atraviesa el partido. Si bien desde la dirección en Aragón aseguraron que «no se están produciendo bajas significativas e incluso están llegando altas», otras fuentes afirmaron que sí hay afiliados que han roto su carnet.

Por ahora, reina una «absoluta calma» en los cargos orgánicos de la formación liberal, tanto en el grupo parlamentario de las Cortes de Aragón como en el Ayuntamiento de Zaragoza. En el primer caso, conocidas son las distintas «sensibilidades» que habitan entre sus doce diputados. Y mientras que ninguno de ellos cuestiona el liderazgo de Inés Arrimadas, son sabidas las «discrepancias» con alguna decisión del líder regional, Daniel Pérez Calvo, que tampoco ha enturbiado las aguas. En la oposición las diferencias se ven menos que en el Gobierno.

En el consistorio zaragozano, donde sí hay mucho en juego y es junto a Madrid una de las principales plazas municipales de la formación, «nada de nada» se mueve, comentan otras fuentes próximas a los liberales. Los de Sara Fernández han logrado aprobar unos presupuestos que les benefician y son la clave de su futuro. ¿Para qué forzar una moción de censura con el PSOE --con el que dan los números y fue la lista más votada-- si dirigen las dos concejalías, Urbanismo y Economía, que más han crecido en el año de la pandemia? Y, además, ¿con qué relato, si la relación con el PP es «buena y leal»?

No ponen la mano en el fuego las fuentes consultadas por que, en un futuro, los concejales más próximos a los postulados populares, como Carmen Herrarte o Víctor Serrano, quien se afilió al partido naranja a finales de enero, pudieran dejar sus filas. Pero salvo hecatombe, agotarán la legislatura. Desde luego, Cs es el menor interesado en una convocatoria electoral. Aragón, tierra de pactos, y oasis de Ciudadanos.