Las circunstancias derivadas del covid pueden conllevar a un aumento del 20% de los trastornos depresivos a causa de la crisis social y económica de la pandemia. Así se puso de manifiesto durante el Foro Aragón sobre Depresión y Suicidio, donde se presentó un libro acerca de estas cuestiones patológicas.

Este incremento de pacientes se sumaría a los ya existentes en la comunidad en cuestiones de salud mental. Según se explicó en este encuentro virtual, el 20% de los aragoneses padece depresión, de los cuales el 75% son mujereS de edades comprendida entre 30 y 45 años. La estancia media de ingreso hospitalario de un paciente por depresión en Aragón es de 22,32 días. «Esto supone una pérdida en la calidad de vida de los pacientes muy importante, unida a un impacto laboral y en las relaciones interpersonales severo», señaló doctor Javier García Campayo, profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Zaragoza.

La principal consecuencia de una depresión sin diagnosticar o mal tratada es el riesgo de cronificación de la enfermedad. «A la larga supondrá un coste personal y económico mayor en forma de ingresos más prolongados, medicación o terapias», explica el doctor Martín Carrasco, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría. Según la información aportada durante el foro, se estima que el coste medio para el Sistema Nacional de Salud de cada uno de estos ingresos ronda los 6.000 euros. «El foco ha de ponerse en que si no se diagnostica a tiempo, las complicaciones pueden derivar en riesgos más elevados, el más grave de los cuales es el suicidio», señaló.

107 suicidios en el 2020

A este respecto, en Aragón se cuenta con la Estrategia de Prevención del Suicidio desde el 2020, cuya coordinadora es la psiquiatra Isabel Irigoyen. «Durante el primer trimestre del 2021 se ha producido un incremento de suicidios del 9% con respecto al mismo periodo del año anterior», aseguró. En datos globales, el año pasado hubo 107, mientras que la media anual suele ser de 113. «Cada día en los hospitales aragoneses estamos atendiendo entre 6 y 7 tentativas diarias de suicidio. Sin embargo, no debemos olvidar que aproximadamente el 60% de las tentativas se quedan encubiertas, puesto que no acuden al hospital», explicó Irigoyen durante su intervención en este foro.

«Existen tipos muy distintos de depresiones y todas tienen riesgo de suicidio, aunque en diferente magnitud. En líneas muy generales, se puede indicar que una persona con depresión tiene un sufrimiento que incrementa su riesgo de suicidio entre 15 y 20 veces con respecto a otra persona con una buena salud mental»,

El suicidio es un «problema social» y exige un enfoque multisectorial con actuaciones que incidan sobre los pacientes, sobre la familia, la comunidad y los profesionales de salud. En este sentido, la coordinadora de la estrategia asegura que las familias tienen un papel clave. «Son fundamentales para detectar señales de riesgo», dijo. El establecimiento de alianzas entre la familia y el terapeuta permite en muchas ocasiones disminuir la sensación de carga y de aislamiento.