La Policía Nacional volvió a detener a I. C. R., la ladrona del vaso del agua especializada en robar a ancianos en sus casas. A principios de mes fue arrestada por hacerse pasar por una voluntaria de Cáritas, decirle a su víctima que estaba sedienta y aprovechar ese momento para sustraerle unas joyas.

Un modus operandi que la caracteriza y que ha vuelto a emplear en otras dos ocasiones recientemente. De ahí que el Grupo de Hurtos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón le haya vuelto a a arrestar. En concreto, le imputa la sustracción de 350 euros a una anciana a la que llamó a la puerta con la excusa de que era del personal de limpieza de un centro de mayores. Tras entablar conversación, le pidió el vaso y ahí consiguió coger el dinero de la pensión que la víctima tenía a mano.

El otro robo también ocurrido en la capital aragonesa lo sufrió una mujer que coincidió con I. C. R., de 37 años y de origen español, en el ascensor. La había seguido. Allí entablaron conversación y la sospechosa se hizo pasar por una vecina. Aunque de ser así no hubiera necesitado que la persona mayor le diera agua, esta se lo pidió y gracias a ello se llevó 120 euros y una cadena de oro valorada en 300 euros.

Su paso por la cárcel hace un año por robar a ancianos en Zaragoza mediante el método del despiste no le ha servido a I. C. R. para corregir sus errores y mucho menos para reinsertarse en la sociedad, en diciembre robó 20.000 euros a un nonagenario. El hombre recibió en su domicilio del barrio de las Delicias la visita de esta mujer que le hizo creer que se trataba de una demandante de empleo como cuidadora y asistenta del hogar.

Le solicitó al hombre de 93 años que le cambiara un billete de cincuenta euros por otros de menor valor, aprovechando la ocasión para ver donde guardaba el dinero en efectivo. Una vez localizado el dinero, la autora continuó con maniobras para distraer al anciano, a quien le solicitó agua y posteriormente algo de comer, para así mantener a su víctima alejado de sus ahorros y aprovechar la ocasión para hacerse con el dinero. Las huellas que dejó permitieron identificarla. Quedó en libertad, al igual que en esta última detención tras declarar ante la jueza, asistida por la abogada Olga Oseira.