--La crisis ha supuesto un grave problema para sociedades públicas como Aramon, que ha cerrado el año en blanco. ¿Cuál es su futuro?

--Peor. En blanco hemos cerrado en visitantes, pero en números, tras las circunstancias sanitarias, ha sido peor. Hubiese sido mucho peor abrir que mantenerlas cerradas. Las cuentas de las estaciones de esquí son duras.

--¿Hay balance de pérdidas?

--Sí, claro. Se ha hecho balance y el análisis será continuo. Las decisiones no vienen motivadas por gusto del consejo sino que se toman con datos fehacientes. Siempre hemos defendido que, siendo la sociedad al 50% entre la DGA e Ibercaja, no sale un euro del presupuesto del Gobierno que vaya destinado a Aramon. Si se hubieran abierto las estaciones lo hubiéramos hecho para perder todavía más porque los visitantes de la provincia de Huesca solo suponen el 9% del total. Abrir en precario no hubiera supuesto dinamizar el territorio y alguien tendría que haber puesto el dinero para sufragar unas pérdidas tan enormes. Y eso hubiera correspondido a la DGA o Ibercaja. La diferencia entre abrir o cerrar 3 o 4 semanas hubiera supuesto incrementar un 25% más las pérdidas de una temporada tan mala. No se puede sacar dinero de la DGA, que es de todos los aragoneses, para abrir 4 semanas las estaciones y sumar pérdidas. Gestionar conlleva tratar de ser lo más eficiente con los recursos. Además, había un catálogo de compromisos inversores aprobados en Consejo de Gobierno.

--¿Cómo solventarán el agujero en Aramon?

--Pues con crédito. Esa operación no ha sido fácil, pero servirá para coger oxígeno y permitirá dinamizar el turismo en verano en el Pirineo y también abrir con tranquilidad, esperemos, la próxima temporada.

--¿Ve cerca la salida de la crisis?

--Todas las previsiones dicen que saldremos antes de la crisis porque el empleo más afectado recala en el sector servicios y la industria se mantiene. Saldremos mejor situados que la media española porque dependemos menos del turismo. En el 2021 creemos que podemos crecer entre el 7,4% en el peor de los casos y del 10% por la entrada de los fondos de recuperación y una coyuntura más positiva. Estas previsiones van ligadas a otras como las de la Airef. El BBVA nos dice que volveremos al nivel del 2019 en el año 2022 y seremos la segunda economía más rápida en recuperarnos de España.

--¿Y cuándo se notarán esos efectos en la calle?

--La macroeconomía nos da una fotografía general, pero evidentemente en el ámbito laboral y de los hogares se está produciendo una mayor desigualdad. Hay quienes lo están pasando peor que otros, claramente.

--Se habla una recuperación económica más temprana que en el resto de España, pero no ocurre lo mismo con el mercado laboral. Aragón está peor que la media nacional ¿Por qué ocurre esto?

--Hemos perdido alrededor de 3.900 ocupados en el último año en afiliación a la Seguridad Social. Es una brecha relevante, pero se va creando empleo. El empleo que se destruye está ligado a un tipo de trabajo precario, temporal y cuya formación brillaba por su ausencia.

--¿Los afectados por ertes perderán sus empleos?

--Algunos se quedarán por el camino, pero si vamos hacia una situación sanitaria más favorable habrá muchas personas que se podrán incorporar al mercado laboral. Hay actividades que ya tenían dificultades antes de la crisis. El interrogante es cuándo terminará la pandemia. Si se prolonga podrá afectar a más gente. El paro crece y la población activa también. De todas formas, tenemos muy presente la necesidad de formar o recualificar a estas personas que están en erte y puede que se queden sin empleo. Si llega la recuperación y no pueden volver a sus puestos, debemos tener posibilidad de que se inserten de nuevo al mercado laboral con una cualificación adicional.

--Gran parte de la salida de la crisis pasa por la llegada de nuevos proyectos capaces de revitalizar la actividad ¿Qué expectativas tiene Aragón en este sentido?

--Lo importante es salir de la pandemia, pero jugará un papel muy relevante las expectativas que hay en proyectos inversores que recogen puestos de trabajo directos e inducidos. Hablamos de Amazon Web Services, el proyecto logístico de Amazon en Plaza, de BonÁrea y otros ya establecidos pero que se pueden ver relanzados con los fondos Next Generation.

--¿Puede avanzar alguno de esos proyectos?

--Con la pandemia de por medio lo mejor que se puede decir es que ninguno se ha retrasado. Los promotores nos dicen que ya tenían previstas algunas inversiones, pero los fondos Next Generation los van a impulsar más. Esos proyectos verán la luz antes, se reciban esos fondos o no.

--¿Cuáles de estos se van a ejecutar aunque no lleguen fondos?

--Ahora tenemos 88 pero la senda no termina hasta el 2026. Los proyectos no son ideas sino que ya tienen ya un trabajo detrás. La inmensa mayoría de los que han pasado por este departamento tienen la garantía de que se van a realizar.

--¿Aunque no haya fondos?

--Sí, sí, sí. Todas las empresas que con las que hemos tenido reuniones tienen iniciativas que pivotan sobre la economía verde, digitalización, la cohesión territorial, entre otras. Son imperativos para las empresas si quieren mirar hacia el futuro. El hecho de que esos proyectos queden cubiertos o no por esos fondos es una incógnita, pero la decisión de los promotores es llevarlos adelante. Y eso muestra que hay ganas, compromiso y talento. Se nota mucho movimiento inversor con ganas de venir a Aragón porque hay dinero, una tasa de ahorro muy relevante que está buscando oportunidades para el futuro. Durante el tiempo de pandemia el trabajo no ha cesado con proyectos que garantizarían la diversificación en materia sanitaria, logística o de automoción.

--¿Y se puede conocer el nombre de alguno?

--(Risas). Hay algunos que prácticamente están cerrados y otros no lo están, pero llevar muchos meses trabajando codo con codo con empresas demuestra que interés por invertir en Aragón existe. Los promotores se están fijando en localizaciones con marca como Plaza.

--Amazon desembarcará en Plaza próximamente, pero no se conoce cuál será la actividad que desarrollará allí.

--El proyecto lo darán a conocer ellos mismos. No será un almacén al uso y tiene que ver con una política logística que están llevando a cabo y que es novedosa y pionera. Alguna parcela de Plaza estará ligada a un proyecto de última milla de la multinacional. Cuando llegue ese proyecto gustará.

--¿Se puede cuantificar qué empleo generará Amazon en Plaza?

--La logística ha crecido mucho durante la pandemia y tenemos una relación con la compañía desde el 2016 porque hace muchos años mostró interés por Aragón. La logística era nuestro objetivo inicial. El proyecto generará un buen número de puestos de trabajo directos e indirectos y será superior al anunciado recientemente en Zaragoza por Becton Dickinson. Es cuantificable, pero no puedo ser más explícita. Pero más allá de los grandes proyectos, vemos que unos llevan a otros y estamos ganando una cierta reputación y credibilidad.

--¿Resulta más atractivo Aragón para los inversores que antes?

--Creo que sí. Aragón tiene estabilidad y eso supone un gran valor añadido. Lo digo con conocimiento de causa porque lo oigo a muchos promotores. Cuando tienen para elegir distintas comunidades acaban viniendo a Aragón. Es un marchamo la paz social, la energía, la buena logística, pero sobre todo la estabilidad política.

--Entonces la fábrica de baterías llegará a Aragón...

--No va a haber un solo proyecto de fábrica de baterías. Los primeros que fuimos a China fue Aragón, en el 2018. PSA se comprometió ese año, tras una difícil negociación con la plantilla, en dar futuro a la factoría y se consiguió el primer coche eléctrico fabricado en España.

--Entiendo que uno de los promotores es PSA.

Alguien tiene que tener la tecnología y está en Asia. No la tienen los productores ni los fabricantes. Se necesita una tecnología y hemos tenido contactos con proveedores y fabricantes asiáticos que han ido creciendo. Son privados.

--Esos contactos con promotores asiáticos…

--No son todos asiáticos. Hay algún europeo. Somos un territorio con muchas posibilidades para ubicar una fábrica de baterías. Lo decimos nosotros y nos lo dicen los promotores. La ministra nos dijo que si teníamos un proyecto lo podríamos presentar como si fuera un consorcio público privado y formar un PERTE. Pero quizá el promotor privado no quiere eso. La fábrica de baterías no sería para Figueruelas si no para abastecer una zona más amplia y tenemos serias opciones por nuestra situación.

--¿Trabaja la DGA en formar ese consorcio público-privado?

--Trabajamos con promotores y en que, si no tiene ubicación el proyecto que prevé el Gobierno, se tenga en cuenta a Aragón. Estoy convencida de que Aragón está muy bien posicionada y hemos trabajado para que haya fábrica de baterías en Aragón, al margen de si es iniciativa privada o a través de un consorcio público privado.

-- ¿Los proyectos que van a revitalizar la economía llegarán a todas las zonas de Aragón?

--Si queremos contar con un futuro prometedor no tiene mucho sentido imponer a las empresas donde tiene que ir. La que acaba decidiendo es la propia compañía. Cada proyecto empresarial es un mundo, pero hemos de dejar claro que ningún gobierno acaba llevando a las empresas donde quiere. Eso no es así. Es una elección empresarial. Nuestro trabajo es llevar riqueza a todo el territorio, pero cuesta.