El Gobierno de Aragón ha decidido desmantelar el Equipo de atención domiciliaria de Residencias (Edore) argumentando que los casos de covid en los centros de mayores han caído en picado, por lo que ya no se hace necesaria la labor de estos profesionales sanitarios. Estos se crearon al principio de la pandemia para asistir a los ancianos institucionalizados del Sector I sanitario de Zaragoza, pero su trabajo en las últimas semanas había ido mucho más allá, por lo que se habían vuelto muy necesarios.

El equipo lo formaban ocho sanitarios que se rotaban para acudir presencialmente a las residencias y atender a los mayores enfermos. La iniciativa surgió de la propia gerencia del Sector I «y ha funcionado muy bien», explica el dirigente de un centro de mayores, que pide que no se desmantele este servicio.

«Ahora quedamos desatendidos, porque los centros de salud siguen sin atender presencialmente. Si pides cita no te la dan antes de cuatro días y por teléfono no es lo mismo. Y si llamas al 061 muchas veces te dicen que no pueden atenderte si no se trata de una urgencia, por lo que estamos en un vacío», explica.

En los últimos meses los Edore se habían encargado de atender y realizar un seguimiento de los mayores y trataban enfermedades más allá del covid. «Venían y atendían otras patologías. Hacían un seguimiento de los mayores que en los centros de salud no pueden hacer porque no tienen tiempo. Atendían de manera individualizada y además, con este sistema, hemos quitado carga a los centros de salud, porque no hemos tenido que acudir a ellos», explica este profesional, que prefiere no desvelar su identidad. «Incluso aunque nos comunicaran que los centros de salud volviesen a dar un servicio como el que daban antes del covid, este nunca se asemejaría al que Edore viene llevando a cabo durante este año», asegura además.

Asimismo, este profesional afirma que con este sistema han conseguido disminuir las hospitalizaciones y las atenciones del 061, porque los Edore realizaban una labor de prevención que evitaba que muchos residentes llegaran a necesitar el servicio de urgencias. Como se les trataba antes, sus patologías no se desarrollaban. «Están hablando de cambiar el modelo asistencial en las residencias y este sistema funcionaba, y encima fue iniciativa suya. Si algo funciona no entendemos porque hay que cambiarlo», lamenta.

Una mejor atención

Detrás de la denuncia de este particular está también una petición de la Asociación de Centros de Asistencia y Servicios Sociales de Aragón (Acassa), a la que se han unido otras residencias del Sector sanitario I, que integra las zonas básicas de salud de Alfajarín; Bujaraloz; Luna; Mequinenza; Villamayor; Zuera; Actur Norte, Oeste y Sur; Arrabal; Avenida Cataluña; Santa Isabel; y Zalfonada. En todo este sector hay 51 residencias y más de 3.500 mayores que viven en ellas.

«Se ha mejorado en cuanto a la coordinación tanto con el médico del centro de salud como con el médico privado del centro en cuanto a la atención ante una incidencia en la salud del residente ya que el equipo Edore cuenta con los medios suficientes para poder atender a un residente sin tener que derivarlo a un hospital salvo si es de extrema necesidad», explican desde Acassa en un escrito en el que piden la reposición de este servicio, que desapareció el viernes «habiendo avisado solo con dos días de antelación».

Los miembros de los Edore pertenecían a los diferentes centros de salud de este sector, por lo que serán recolocados en sus lugares de trabajo. Desde el Gobierno de Aragón explican que el fin de la prestación de este servicio se debe a que han desaparecido las motivaciones que llevaron a su puesta en marcha, que no eran otras que atender a los mayores con covid en las residencias durante las sucesivas olas de la pandemia, que se cebaron con los residentes hasta que comenzó el proceso de vacunación.