Las iniciativas sostenibles de emprendedores rurales en Aragón se han multiplicado en los últimos años en la comunidad. No se trata de levantar costosos aerogeneradores para la producción de energía eólica, con fuerte impacto en el paisaje, sino de actividades que, partiendo de una base más modesta, benefician a los habitantes de los pueblos al tiempo que contribuyen a mitigar el efecto del cambio climático, al ahorro energético y a la preservación de la biodiversidad.

Se trata, por lo general, de actuaciones muy pegadas al territorio, como el mantenimiento de los bosques como sumideros naturales de carbono atmosférico, como apunta Paloma Nuche, de Greenpeace y autora del informe El papel clave de la España rural frente a la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad.

«Hay actividades como los cultivos y la silvicultura tradicionales que retrocedieron con el abandono de los pueblos a partir de los años 60 del pasado siglo y que ahora tienen un interés primordial para la preservación del medio ambiente», advierte Nuche, que subraya que la elevación de la temperatura media y los incendios forestales pueden contrarrestarse en el medio rural.

El mundo agrario y ganadero es el escenario natural para el desarrollo de las iniciativas sostenibles, que ahora van a recibir un impulso fuerte en Aragón y el resto de España con la llegada de los fondos europeos para la reconstrucción de las economías comunitarias, muy afectadas por la epidemia de covid-19.

140.000 millones

A España le corresponden 140.000 millones y una parte de ellos, señala Paloma Nuche, van a iniciativas en el mundo rural «relacionadas con la transición ecológica». Pueden ser un revulsivo, apunta la autora del informe de Greenpeace, para combatir la despoblación rural.

Estos fondos, llamados de recuperación, vendrán a complementar los destinados al proyecto de la red Emprendeverde, que está financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En Aragón, esta intervención cuenta ya con 138 participantes de todos los sectores de la actividad vinculados al medio ambiente, desde el turismo ornitológico al fomento del uso de bicicletas eléctricas como alternativa a los vehículos de gasolina y otros combustibles fósiles. También se apoyan proyectos relacionados con la recuperación de espacios degradados, como antiguos vertederos, y otros que buscan proteger cultivos tradicionales, como es el caso de los olivos centenarios en Oliete.

El responsable de Ebrobizi, con un modelo de bicicleta eléctrica.

La nueva movilidad sostenible es una importante salida para las empresas punteras en el campo de la ecología. Así. en Zaragoza, Ebrobizi, fundada hace varios años por Antonio Cuenca, se dedica a la venta y alquiler de bicicletas eléctricas, además de organizar actividades que utilizan este medio de locomoción para conocer ciudades.

«Me gusta trabajar en un sector que, además de su vertiente económica y de servicio, tiene otra puramente social, pues contribuye a mejorar la calidad de vida al no ser contaminante y quitar coches de las calles», apunta Cuenca. La bici eléctrica, apunta el responsable de Ebrobizi, llegó justo después del auge de la bici mecánica y la extensión de los carriles-bici en las ciudades. 

Equipo de Espacio Diseño de Fraga

Aislar los edificios para reducir el consumo

Espacio Diseño forma parte de la red Emprendeverde que lanzó el Ministerio para la Transición Ecológica. Ubicada en Fraga, en la provincia de Huesca, esta empresa se dedica dotar a los edificios de elementos de protección que los aíslen del exterior y ayuden a disminuir el consumo de energía, bien sea calefacción en invierno o aire acondicionado en verano.

«La normativa sobre ahorro energético se ha ido haciendo progresivamente más exigente, de forma que ha ido aumentando la demanda de nuestros servicios», apunta Sergio, responsable de la empresa, que fue creada en el año 2013 y que adoptó su actual nombre al fusionarse con otra compañía del mismo ramo de actividad.

«Intervenimos en todo tipo de edificios, tanto en rehabilitación como de nueva construcción», explica Sergio, que indica que siempre se utiliza madera y diversos materiales de reciclaje para aumentar la eficiencia energética de las edificaciones en las que realizan trabajos.

Espacio Diseño compagina la eficacia bioclimática con el confort interior y el uso de renovables como fuente de energía en las viviendas.

Antigua cantera restaurada cerca de Zaragoza por NRRD.

«Es muy complicado conseguir financiación»

La empresa aragonesa NRRD se especializa en la recuperación y reutilización de zonas degradadas, como las que quedan tras la explotación de minas, canteras y vertederos. «Nuestra función consiste en sanear el espacio, restituirlo a su estado anterior y darle una solución para su uso en el futuro», indica Alfonso Martínez, administrador de NRRD.

Desde el año 2008, la empresa aragonesa realiza trabajos por toda la comunidad y también en territorios vecinos. En la actualidad, esta empresa dedicadas a recuperar terrenos deteriorados se encuentra realizando la fase de proyecto del antiguo vertedero de La Luesa, en Tarazona, tras contratar sus servicios el ayuntamiento de la localidad.

«Nuestra demanda suele proceder de las administraciones públicas, pues se trata de operaciones muy costosas y para las que es difícil conseguir financiación», apunta Alfonso Martínez. «Siempre se interviene en cumplimiento de la normativa existente o por mandato judicial o administrativo», añade el administrador de NRRD, que también figura entre los proyectos de la red Emprendeverde

Un agricultor del proyecto Apadrina un Olivo.org, de Oliete, en Teruel.

Al rescate de 15.000 olivos cerca de Oliete

Apadrina un Olivo.org echó a andar en el 2014 y desde entonces ya ha rescatado 15.000 olivos en el entorno del pueblo de Oliete y las localidades vecinas, en la provincia de Teruel. «Pero la tarea es ingente, pues calculamos que en esta zona hay unos 100.000 olivos abandonados», explica Sira Plana, de la entidad, que precisa que su forma de trabajar se está extendiendo a otras localidades.

Apadrina un Olivo.org, que cuenta ya con más de 5.000 padrinos que contribuyen económicamente al esfuerzo, no solo pone en producción olivos hace años abandonados, sino que además elabora aceite y lo comercializa a partir de una almazara que ha reabierto en Oliete. Ahora se va a extender al cercano pueblo de Alacón con la preparación de conservas vegetales salidas de huertas que también habían entrado en un proceso de abandono.

«Nuestro cometido va mucho más allá de producir aceite de forma rentable y sostenible», insiste Sira. «Gracias a ejemplos de emprendimiento como el nuestro se crean puestos de trabajo, se ayuda a frenar la despoblación rural y se rescatan cultivos casi desaparecidos», afirma.