-¿Cómo valora la gestión del Gobierno cuatripartito en Aragón?

-Era un reto entendernos cuatro partidos tan dispares. Nuestro objetivo como Podemos fue doble: tener un Gobierno que siguiera revirtiendo los recortes y evitar que Vox tuviera la llave. Y creo que ambos se están cumpliendo.

-¿Y el peso de Podemos en el Ejecutivo?

-Somos la segunda fuerza en número de votos en el Gobierno y estamos haciendo valer nuestros objetivos; como la apuesta por los derechos sociales, y tenemos el presupuesto más social de la historia en Aragón. No es casualidad. Defendíamos que había otro modelo económico, y el covid ha venido a demostrarlo: más digitalizado, asentado en el valor añadido y la ciencia. Me siento orgullosa del trabajo que hacemos.

-¿Esperaba hacer tan buenas migas con el PAR?

-La clave para que los Gobiernos funcionen es respetar los acuerdos. La política funciona cuando se respeta la palabra. Y tenemos unas medidas pactadas. Éramos conscientes de que había discrepancias con el PAR y el PSOE, y lo que hicimos fue no ocultarlas, sino reconocerlas y crear espacios donde se pudiera discutir e intentar deshacer la madeja.

-¿Cómo es su relación con Lambán?

-Sé que estamos en un momento político donde el personalismo casi ocupa el 100%, pero al final, la relación de Podemos con PSOE se fraguó en el cumplimiento de los acuerdos, y a eso nos dedicamos. Me toca pelear con el presidente, y discrepar como socios que somos.

-El presidente dijo que de esta crisis no se sale por la izquierda ni por la derecha, sino por el centro. ¿Se siente en un Gobierno progresista o de centro?

-No comparto estas declaraciones, entre otras cosas, porque no son verdad. A nivel nacional y europeo se ha demostrado que la única forma de salir de esta es con unas políticas progresistas o socialdemócratas. Europa ha reconocido que la austeridad no sirvió y ahora se basa en la defensa de los derechos sociales. Si eso no es una salida de izquierdas… no sé muy bien qué significaría la izquierda.

"No necesitamos tener una posición unánime, porque la acción política corresponde al Gobierno central y no al autonómico"

-¿Ve imposible una postura única de Gobierno sobre Mularroya?

-En este asunto no necesitamos tener una posición unánime, porque la acción política corresponde al Gobierno central y no al autonómico. Sabíamos cuando entramos al Gobierno que había discrepancias en materia de agua. Defendíamos que el Pacto del Agua tenía muchas partes que habían caducado, que los consensos no se escriben en piedra, y tiene que revisarse. Y firmamos un artículo en los acuerdos (el 94) para la constitución de una Mesa del Agua, donde pudiéramos debatir la solución que damos a nuestros regantes sin apostar por modelos que están fracasados no solo climáticamente, sino judicialmente. En el momento que sale la sentencia, trasladé al Consejo de Gobierno la vocación de que se vuelva a convocar esa mesa, una petición a la que se suma CHA; y creo que ese es el espacio en el que tenemos que buscar soluciones para los regantes sin atacar el medio ambiente.

-¿Cuál fue la respuesta?

-Que se convocará.

-¿Hay fecha?

-No.

-La directora general de Cambio Climático, Marta de Santos, se reivindicó como Gobierno desde Madrid y pidió que no se recurra la sentencia. ¿Le frustra no poder defender al 100% desde el Ejecutivo su postura?

-Es que hemos defendido nuestra postura como Gobierno de Aragón, igual que el consejero Olona, como Gobierno de Aragón, ha defendido la suya. En una época de pactos, en los gobiernos hay diferencias. Y ocultárselas a la ciudadanía es tratarlos como menores de edad. La ciudadanía es adulta, se da cuenta de que hay cuatro fuerzas distintas, y que todas estamos legitimadas por igual para hablar en nombre del Gobierno. En este caso, la directora general de Cambio Climático, que es justamente el tema que señala la Audiencia Nacional, dice que ella desde esa perspectiva no puede defender este proyecto. Y lo hace con la misma legitimidad.

-Pero es habitual que los gobiernos hablen con una sola voz.

-Sí. Es una tradición en nuestro país, pero no pasa nada por discrepar. Lo que es dañino es no respetar al interlocutor. En este panorama político es fundamental entenderse. Y en otros países ya se ha normalizado que los Gobiernos tengan opiniones distintas sobre algunos temas. Es cuestión de tiempo que nos acostumbremos.

-De manera oficial, su presidente va a pedir que se recurra.

-Sí, es un acto performativo, porque no tiene realidad. Quien tiene la decisión es el Gobierno central. Un gobierno central que está en coalición y en el que nosotros también tenemos mucho que decir. El presidente ha manifestado su deseo, y nosotros hemos manifestado el nuestro. Y presentar un recurso no es lo mismo que te dé la razón. Cuatro sentencias que tiene Mularroya deberían bastar para replantearnos la cuestión.

Maru Díaz, consejera de Ciencia y líder de Podemos Aragón, momentos antes de la entrevista, en el Pignatelli. JAIME GALINDO

-¿Qué opinión le merece la oposición?

-En algunas cuestiones, su papel ha quedado desdibujado en la pandemia. En Aragón no vemos un proyecto distinto al del Gobierno. Es más, las discrepancias y los debates políticos surgen en el seno del Ejecutivo. No veo a una oposición planteando otra forma de resolver esta crisis y ni siquiera el PP se atreve a defender el modelo de Ayuso para Aragón. No hay una alternativa. Y eso demuestra que lo estamos haciendo bien.

-Ciudadanos incluso les vota los presupuestos. ¿Se sienten cómodos con ese apoyo en Podemos?

-Yo me siento cómoda cuando las políticas de Podemos son respaldadas por otros. Lo que tendrá que plantearse esa fuerza es en qué lugar ha quedado su ideología.

-Desde Teruel Existe denuncian la política eólica en la provincia. ¿Qué cree usted?

-Es una preocupación no solo de Teruel, también de Huesca, y estamos alerta. Intentamos compaginar que necesitamos las energías limpias, y que ello revierta en la generación de empleo y riqueza.

"Tengo la sensación de que los peores enemigos para la posición de Aragón en España hemos sido nosotros mismos, con cierto complejo de inferioridad"

-¿Cómo valora el peso relativo que tiene Aragón en España? 

-Tengo la sensación de que los peores enemigos para la posición de Aragón en España hemos sido nosotros mismos, con cierto complejo de inferioridad, cuando en nuestra tierra se piensa bien, se produce bien… Aragón es una tierra que tiene que saber ponerse en su lugar nacional y europeo. Competimos bien en Europa, gastamos bien los fondos que nos llegan… Estamos en posición de sentirnos más orgullosos y ponernos como ejemplo. No solo como tierra de pactos, sino como punta de lanza en transformación digital, en igualdad y cambio climático.

-¿Tan importante es la Comunidad de Madrid para que el vicepresidente renunciara?

-(Reflexiona) En España tenemos un problema, y es que lo que pasa en Madrid, pasa en el mundo entero. Este es un problema para nuestro país fruto del diseño del mismo que hizo el franquismo durante más de 40 años. Lo que estaba pasando en Madrid es que podía entrar el trumpismo y las políticas fascistas a gobernar. Eso era peligrosísimo y yo agradezco el ejercicio que ha hecho Pablo de priorizar las necesidades del partido por encima de su reto personal.