En abril de 1981 el recientemente desaparecido Juan Antonio Bolea Foradada escribía como presidente de la preautonomía: «Aragón debe mirar hacia adelante con esperanza. Su laboriosidad, su realismo, su sentido integrador, su clara identidad, son cualidades inmanentes sobre las que Aragón puede desarrollar su personalidad, en solidaria y armónica convivencia con todos los pueblos de España». Hoy, atravesando las dificultades de la pandemia, la comunidad está en condiciones de volver a mirar a ese aragonesismo que a lo mejor se ha dejado de lado en los últimos años. El gran clima de sosiego político que se vive y las decisiones que el Gobierno autonómico ha tenido que tomar el último año, en clara cogobernanza con el Ejecutivo central, son todo un revulsivo a favor del autogobierno. Sin él, muchos de los proyectos puestos en marcha a lo largo de los casi 40 años de vida del Estatuto no se habrían desarrollado en Aragón, Y gracias a ellos, el territorio se ha afianzado económica y socialmente. Como decía el presidente más autonomista que ha tenido la comunidad, hay elementos para tener una personalidad propia. Es momento de repasarlos, saber que están ahí, y que sirven para seguir recorriendo más etapas de autogobierno con las que continuar aquella ilusión de los años posfranquistas. Solo es cuestión de creer que podemos hacer camino y recobrando la autoestima en lo nuestro.