La pulsión autonomista que arraigó en Aragón con la llegada de la democracia luchó por recuperar las instituciones históricas aragonesas que el tiempo había enterrado. No podían faltar, claro está, las Cortes de Aragón. Diez legislaturas y 38 años después, parece lejano aquel 20 de mayo de 1983 en el que se constituyeron las primeras Cortes de Aragón, que podrían apellidarse modernas dado el amplio bagaje parlamentario que tuvieron durante seis siglos en el Reino de Aragón.

Las Cortes representan al pueblo aragonés y tienen la capacidad de elaborar leyes. La cámara única está constituida por diputados elegidos mediante sufragio universal, igual, libre, directo y secreto, y la circunscripción electoral es la provincia. En total, en las elecciones que se celebran el cuarto domingo de mayo cada cuatro años (aunque desde el Estatuto del 2007 el presidente las puede adelantar) se eligen 67 diputados: 18 por Huesca, 14 por Teruel y 35 por Zaragoza. No siempre fue así: en la I legislatura fueron 18 por Huesca, 16 por Teruel y 32 por Zaragoza.

Aquellas primeras Cortes democráticas fueron fruto de las elecciones autonómicas del 8 de mayo de 1983, propiciadas a su vez por el Estatuto de Autonomía aprobado un año antes. Fue el principal objetivo de la I legislatura: consolidar el resto de órganos autonómicos. Poco después de su constitución, el órgano legislativo se lanzó a por aquella primera meta, quizás la más importante para asentar los cimientos de la autonomía aragonesa: formar el Gobierno de Aragón. Lo consiguió con Antonio Embid Irujo como presidente de la asamblea, celebraron su primera sesión en Calatayud y elevaron a Santiago Marraco a la cabeza del primer Ejecutivo autonómico en democracia. Aquellos asientos del parlamento no los ocupaba cualquiera. Personalidades como Hipólito Gómez de las Roces, Emilio Eiroa, Ramón Tejedor, José María Mur, José Ángel Biel o Luisa Fernanda Rudi, que se convertieron años después en presidentes del Gobierno, tuvieron un escaño en aquellas Cortes.

La razón de ser

La principal función de las Cortes es representar la soberanía del pueblo aragonés, y como tal, elegir al presidente del Gobierno de Aragón. Los miembros de las Cortes tienen el cometido de elaborar leyes que expresen la voluntad de la Cámara. Pueden presentar propuestas de leyes los grupos parlamentarios, el Gobierno de Aragón y también los ciudadanos, siempre que la iniciativa sea respaldada por al menos 12.000 aragoneses. La propuesta se envía a la Mesa, se publica en el BOA y se abre un plazo para presentar enmiendas. Después, la iniciativa es valorada por la Comisión competente, y tras varios informes, el Pleno de las Cortes debate sobre la propuesta y vota para aprobar o rechazar la ley.

Por otro lado, las Cortes ejercen una función de control e impulso a las funciones del Gobierno para comprobar que la actuación del Ejecutivo es la adecuada, que su programa de gobierno no se desvía de lo aprobado en las Cortes o incluso exigir responsabilidades si se apartan de lo establecido.

En cierto modo, lo que se hace en las Cortes es poner límites al poder y exigir responsabilidades, algo similar a aquello que se intentaba en las Cortes medievales, pero en democracia. Con este objetivo, los grupos parlamentarios presentan iniciativas para pedir comparecencias de responsables, formular preguntas a los Consejeros, realizar interpelaciones o solicitar mociones, en las que las Cortes manifiestan su postura sobre un asunto debatido y pueden obligar al Gobierno a modificar un comportamiento.

A lo largo de las diez legislaturas vividas en las Cortes, la vida parlamentaria se ha vuelto cada vez más activa. En la I legislatura (1983-1987), por ejemplo, se presentaron 636 iniciativas, mientras que en la VIII registró un total de 11.307, máximo histórico del órgano legislativo, según datos facilitados por las Cortes de Aragón. En la IX, la última completa, se registraron 8.359.

También se está haciendo en los últimos años un esfuerzo por mejorar la transparencia. Las Cortes, como órgano de control al Gobierno, tienen potestad para solicitar la comparecencia de consejeros, presidente y altos cargos de la DGA para exigir responsabilidades. Aunque fue un ejercicio muy tímido al principio –durante la I legislatura se produjeron tan solo 72 comparecencias--, la tendencia a la transparencia ha ido en ascenso. En la IV, V y VI legislaturas, entre los años 1995 y 2007, la cifra de comparecencias se mantuvo en torno a las 400, pero la cifra ha continuado al alza hasta alcanzar las 980 comparecencias de la IX Legislatura.

Órgano plural

Las actuales Cortes de Aragón constituyen uno de las parlamentos más plurales de la historia española. Ocho partidos tienen representación y tratan de legislar en nombre de los aragoneses, y solo Cataluña tras las elecciones de febrero del 2021, el actual Parlamento balear del 2019 y el Parlamento navarro de 1979 igualan en número de grupos representados a Aragón, también con ocho.

Además, si por algo destacan las Cortes aragonesas es por haber reflejado el sentir autonomista, digámosle aragonesista, de los ciudadanos. El Partido Aragonés (PAR) ha obtenido representación en las diez legislaturas, mientras que Chunta Aragonesista entró en las Cortes en 1995 y nunca ha dejado de estar representado.

La voluntad hacia el consenso y el debate en Aragón, una constante en su historia, se evidencia con la estructura asamblearia de la Cortes, donde los partidos más votados siempre han dejado espacio a las formaciones con escasa representación. Otro dato: hasta ahora, las elecciones autonómicas de Aragón nunca se han adelantado.