La iglesia de San Pedro ha sido hoy escenario en Teruel de la concesión del título de hijo adoptivo de la ciudad a título póstumo al cantautor, escritor y periodista Joaquín Carbonell, que falleció el pasado mes de septiembre a los 73 años en el hospital Clínico de Zaragoza tras enfermar de coronavirus. Familiares, amigos y personas vinculadas al mundo de la cultura y de la política asistieron al acto, con aforo limitado por el coronavirus, en el último lugar donde había actuado, en el 2020, cuando recibió la medalla de los Amantes, por sus 50 años en el mundo de la música.

Antiguos compañeros de instituto y las personas más cercanas al cantante, nacido en Alloza en 1947, han vivido con emoción la ceremonia, presidida por la alcaldesa de la ciudad, Emma Buj, y la también turolense Mayte Pérez, consejera de Presidencia de la DGA. Más adelante, en otro acto, se entregará la medalla de la ciudad en categoría de oro a la Asociación Centro de Iniciativas Turísticas de Teruel con motivo de su 50 aniversario.

"Embajador y pregonero de la ciudad"

«A Joaquín Carbonell lo sentimos tan de Teruel como los allocinos lo sienten de Alloza y cuando murió hubo un aluvión de ideas, sobre todo la de hacerle un reconocimiento», subrayó la alcaldesa.

Por eso, señaló Buj, el consistorio turolense acordó en una sesión municipal declarar al cantautor hijo adoptivo de la ciudad, «porque a nadie se le quiere más que a un hijo».

La regidora se refirió a Carbonell como una persona que «fue siempre un embajador y pregonero de su ciudad y de toda la provincia».

«Joaquín Carbonell llevó su canto y su orgullo de ser de Teruel por todo el territorio nacional y aún más allá», explicó la alcañizana Carmen Magallón Portolés, catedrática de Física y Química especializada en la historia de las mujeres en la ciencia.

Magallón coincidió con Carbonell en los años 60, «en el único instituto de enseñanza media que había entonces en la provincia, el Ibáñez Martín, con un elenco de profesores magnífico, entre ellos José Antonio Labordeta y Eloy Fernández Clemente, entre otros».

La catedrática señaló que, en aquellos años, el fallecido escritor vivió en el colegio menor de San Pablo, que dio lugar a la llamada «generación paulina».

Etapa fructífera en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Asimismo, Magallón indicó que Carbonell fue periodista en diversos medios, empezando en El Día, si bien su etapa más fructífera y prolongada discurrió en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, donde corrió a cargo de una sección diaria de entrevistas por las que pasaron todos los que en un momento u otro generaron actualidad en la comunidad.

También se refirió a la faceta de Carbonell como escritor y, sobre todo, a su dedicación permanente a la música, «con George Brassens como guía», con canciones divertidas como La peseta o llenas de ternura, como Me gustaría darte el mar. «Yo aún lo veo cantando por primera vez en el salón de actos del instituto, en la fiesta de santo Tomás», añadió Magallón sin poder ocultar la emoción.

Alejandro Carbonell, hijo del cantautor, agradeció las anécdotas sobre «el Joaquín joven». «Mi padre siempre me decía que la familia se escoge», no solo la de parientes y amigos, sino también «la familia de la música».

Polifacético

«Dedicó medio siglo a la música pero él tenía un amor tremendo a la escritura, al periodismo, al arte y a la música, y me decía que hay gente que tiene que dedicar su vida al trabajo y no es feliz y luego tiene que dedicar el tiempo libre a lo que le llena realmente», continuó Alejandro. «Pero él me decía que tenía la suerte de poder vivir de lo que le gustaba», añadió. 

«Esa es la lección que me quedo de mi padre, pero no la única, también me enseñó el valor de la cultura, del arte, del trabajo manual, que nos aportan un valor intangible y sin embargo tan valioso o más que los bienes materiales que parece que hoy idolatramos», explicó el joven hijo del cantautor ante la asistencia en la iglesia de San Pedro. Los presentes contaron anécdotas y sus recuerdos de Joaquín Carbonell, sobre todo en su faceta de persona pública.

Sobre todo se hizo referencia a su implicación con el movimiento Teruel Existe. De hecho, se encargó del acto final de una manifestación de turolenses en Zaragoza, en mayo del 2018.

En la Transición

Subido a un estrado montado en la plaza del Pilar cantó varias canciones de su repertorio y fue muy aplaudido cuando entonó la emotiva De Teruel no es cualquiera, en la que desgrana los nombres de numerosas poblaciones de la provincia.

Esta vivencia y muchas otras fueron comentadas por quienes habían acudido al acto en memoria del cantautor. En particular, se habló de sus conciertos en la línea de otras figuras de la canción comprometida durante la Transición y en los años finales del franquismo.

Esa labor de cantante implicado en la lucha contra la dictadura fue asimismo la idea predominante en un reciente concierto de homenaje que se le hizo en el Auditorio de Zaragoza en el pasado mes de enero y en el que tomaron parte intérpretes musicales aragoneses de diferentes estilos y épocas, pero unidos por encima de todo por su reconocimiento del papel precursor de Joaquín Carbonell.