Hace tan solo diez años que existe en Aragón la Cámara de Cuentas, un órgano cuyo objetivo es hacer más transparente la gestión del dinero público y exponer los usos que de él hace el poder político. No obstante, la tradición aragonesa atesoraba un precedente histórico sobre el que cimentar las bases de la institución: el Maestre Racional.

La Cámara de Cuentas de Aragón nació el 1 de julio del 2010 para supervisar a las instituciones públicas en materia económica y financiera. Con independencia de las órganos que inspecciona, la Cámara emite informes que eleva a las Cortes de Aragón, y con ellos el ciudadano puede formarse una opinión consolidada sobre el estado de las cuentas públicas y evaluar la gestión del dinero de los contribuyentes. Fue la última entidad del entramado institucional aragonés en constituirse, más de nueve años después de que se aprobara la ley que la regula.

Se trata de un órgano fundamental para garantizar la calidad democrática, pues se encarga de luchar contra la corrupción y los datos que publica permiten exigir responsabilidades a quienes administran la hacienda pública. La actividad de la Cámara de Cuentas gira en torno a su presidencia, que ostenta desde el 2018 Alfonso Peña, y a un consejo integrado por todos los miembros de la cámara. Peña forma parte del consejo desde la fundación, y reemplazó al primer presidente, Antonio Laguarta.