El recuerdo y homenaje a Juan Antonio Bolea Foradada, expresidente preautonómico de Aragón, fallecido el pasado mes de febrero, presidió el izado de la bandera de la comunidad en este 23 de abril. Sus nietos, Paola y Juan, fueron los encargados de acercar la bandera hasta el estandarte del Patio de Santa Isabel, y de izarla de nuevo, tal y como hiciera su abuelo por primera vez en casi 300 años, tras recuperar Aragón su autonomía, perdida con Felipe V y la supresión de los fueros. Un sencillo acto que sirvió para iniciar la celebración del Día de Aragón, en presencia de todos los expresidentes autonómicos, y de la familia de Juan Antonio Bolea Foradada.

 El Cuarteto Di Fabla, de riguroso negro, acompañó con su música uno de los momentos más solemnes de la cita.

El recuerdo a las víctimas del coronavirus sobrevoló el ambiente durante la hora y media que se prolongó el acto institucional, después del último 23 de abril tan reciente en la retina, sobrio, embargado por la emoción, que se vivió con un Aragón confinado en el 2020, de calles desiertas y balcones abiertos.

Ayer, todavía en un evento marcado por las restricciones sanitarias y de aforos, que obligó a los periodistas a seguir el acto desde la sala de prensa, y que reunió a apenas un centenar de asistentes separados por metro y medio de distancia en sillas individuales, las instituciones aragonesas se dieron la mano para emprender el camino de regreso a la vieja normalidad.

Una placa, instalada en la fachada del Parlamento autonómico, recordará para siempre la huella de los más de 3.400 aragoneses fallecidos por coronavirus y la incalculable labor de los trabajadores esenciales, que se revelaron como imprescindibles durante los meses más trágicos.