Todo el mundo mira de reojo hacia el final del estado de alarma, que está tan cerca que más de uno ya ha empezado la cuenta atrás. El 9 de mayo se abren las fronteras y la noche con la desaparición del toque de queda. Falta por saber en qué situación llegarán las distintas comunidades, comarcas y municipios a ese momento en el que Aragón empezará a recobrar la normalidad. Se empieza a sentir de alguna manera, no obstante, en la movilidad dentro de la comunidad. La vacuna se lleva poco a poco los miedos y la gente se va desencadenando de sus hogares. Está lejos aún de convertirse en una situación de normalidad, pero el crecimiento del turismo durante el puente de San Jorge despeja el horizonte. «Flojico pero mejor de lo esperado».

La zona que más ha notado la afluencia entre el viernes y el domingo ha sido el Pirineo, donde en muchas de sus zonas se ha registrado una ocupación superior al 60%. No son las cifras de la naturalidad pasada, pero demuestran que poco a poco se va recuperando la normalidad entre los viajeros, pese a que muchos dueños de establecimientos no se acercan al pleno rendimiento, bien sea porque no han abierto, porque entreabren para determinadas fechas o porque no pueden ofrecer los servicios que darán cuando el virus esté completamente controlado.

El confinamiento perimetral de Tarazona se extiende también a todo su término municipal, incluido el parque natural que se encuentra dentro su término municipal, lo que ha afectado notablemente a la zona en estas fechas. Ya ocurrió en el confinamiento anterior y ahora se repite en este puente de San Jorge. El Moncayo está cerrado desde Agramonte hasta el Santuario. En esta superficie se encuentran todas las áreas recreativas y de aparcamiento del parque natural. Y aunque se puede acceder al parque que se encuentra dentro de los términos municipales de San Martín, Añón, Calcena, Litago, Lituénigo, Purujosa, San Martín, Talamantes y Trasmoz, la afluencia ha descendido durante estos días.

En Calatayud también se han registrado unas cifras muy bajas, algo parecido a lo que ha ocurrido en el Jiloca, que se ha quedado en apenas un 10% de ocupación. Algo más de movimiento, aunque sin cubrir las expectativas, ha estado la Sierra de Albarracín.

Entre un 30 y un 40% de ocupación hotelera esperaban en la provincia de Huesca para este puente de San Jorge, una festividad que se presenta más tranquila de lo habitual por las restricciones de movilidad y el mal tiempo que dan de cara estos próximos días. Aun así, tanto los hoteles como las casas rurales recibieron un empujón de última hora, que llegó hasta el citado 60% en algunas de las zonas más cercanas a Francia y se quedó en torno al 35% en los territorios prepirenaicos.

Quedan las Cinco Villas, donde solo se movieron en números aceptables en Sos del Rey Católico (sobre el 40%). Los malos datos en cuanto a incidencia en el área más cercana a Ejea de los Caballeros y Tauste han alejado a los viajeros, que se han decantado más en esta ocasión por el Maestrazgo y el Matarraña.

«Nos queda mucho aún por mejorar, estamos en números bajos aunque en algunas zonas se vaya viendo algo más de ambiente. El resumen es que estamos todavía en una situación flojica, aunque es cierto que este puente ha habido algo más de afluencia de las que esperábamos», explicó Jesús Marco, presidente de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur), que espera que la apertura de las comunidades dentro de dos semanas cambie definitivamente el panorama. Teruel necesita su turismo valenciano; Huesca, la apertura de Francia; y Zaragoza, el regreso de sus congresos. Mientras tanto, todos esperan que lleguen por fin las ayudas que les dejen a la orilla del verano.