La preocupación por la crisis de los microchips crece en la planta automovilística de Stetellantis (antes PSA) de Figueruelas. Tras haber permanecido ocho jornadas completas y consecutivas sin producir, la dirección de la fábrica anunció ayer que se reanundará la actividad en los dos línea de montaje en el turno de noche de hoy. A pesar de ello, la prolongación de estos paros técnicos y la falta de certezas sobre cuándo se normalizará el suministro de componentes hacen temer por la continuidad del segundo turno de noche. Este se reactivó hace seis meses —a principios de octubre— y supuso la contratación de más de 250 trabajadores eventuales, que ahora podrían perder su trabajo.

La empresa ya ha sondeado esa posibilidad en las conversaciones mantenidas con los sindicatos hace una semana al anunciarse la presentación de un expediente de regulación de empleo (erte) para 650 trabajadores que pertenecen a los departamentos administrativos y técnicos de la planta.

Esta medida no se plantea aplicar de momento al personal de producción, que supone el grueso de la plantilla, al contar con herramientas de flexibilidad laboral previstas en el convenio colectivo. El cómputo general de días de paro técnico acumulados asciende desde el inicio del año a 14 jornadas de media sobre una bolsa global para un máximo de 25, aunque algunos equipos ya han llegado a las 30. Así las cosas, los sindicatos ya no ven tan lejana la posibilidad de que se acabe realizando una regulación temporal de empleo entre los trabajadores que van a turnos.

«En estos momentos no hay un horizonte claro», afirmó Ana Sánchez, recién reelegida secretaria general de la federación de Industria de CCOO Aragón. Aunque sigue habiendo margen para seguir utilizando el sistema de distribución irregular de jornada, constató que son «ya son muchos los días acumulados», por lo que no descartó que la empresa acabe planteando un erte para producción ante la falta de expectativas de cuándo se resolverá el problema de los microchips.

No obstante, consideró que el mayor riesgo no está en esta cuestión sino en la pérdida del turno de noche de la línea uno, en la que se ensamblan los modelos Opel Crossland X y Citroën C3 Aircross, como así «ha dejado caer» la empresa en fechas recientes.

La vuelta a la normalidad se aleja

«La situación pinta complicada. No sabemos el alcance que va a tener la falta de semiconductores», apuntó José Juan Arcéiz, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Afines (FICA) de UGT Aragon. «Cuando empezó esta crisis, los que saben de esto apuntaban a que en junio o julio se solucionaría, pero ahora hablan de que hasta final de año van a continuar los problemas», se lamentó.

Sobre la posible aplicación de un erte en el área de producción, apostó por «apurar al máximo la flexibilidad», aunque reconoció que «si finalmente no es suficiente, no quedará más remedio» que hacer un expediente de este tipo.

Pero lo que más le preocupa también, subrayó, es la situación del turno del noche de la línea uno, ya que reconoció que «está en peligro» si persiste la escasez de los microchips y los paros de producción derivados. En caso de que la empresa decidiera su suspensión, abogó por buscar las mejores soluciones para los trabajadores afectados. «Es peor estar fuera de la empresa que un erte», señaló al respecto.