El optimismo reina en el sector hotelero, muy en particular en el del Pirineo aragonés. Para los propietarios de estos alojamientos, el levantamiento de las restricciones de movimiento entre comunidades, que tanto les han afectado durante más de un año, hará que el sector «se anime muchísimo», en palabras de Anabel Costas, vicepresidenta de la sección de hoteles de la asociación profesional Horeca de Huesca y responsable del hotel El Privilegio en Tramacastilla de Tena.

«Durante la Semana Santa y todos los fines de semana de abril hubo ya mucho movimiento, aunque estuviera limitado a los residentes dentro de la comunidad autónoma, pero por las llamadas que recibimos para informarse estamos notando que hay numerosas familias de otras partes que desean venir a esta parte de España, como ya ocurrió el verano pasado», afirma Costas.

Algo que ayudaría mucho a volver a los niveles de ocupación anteriores sería la regularización del paso de vehículos por los puestos fronterizos con Francia, dado que del vecino país procede un buen número de visitantes. En este sentido, la frontera del Portalet, esencial para el valle de Tena, se abrirá el próximo 9 de mayo.

Resistir durante el confinamiento

Si mayo se espera que sea un buen mes para el sector hotelero, el de junio debería ser mejor, como ya ocurrió en el 2020. La afluencia que se espera llevará a abrir a muchos propietarios de negocios que han preferido estar cerrados durante los meses pasados.

«Nosotros hemos permanecido abiertos siempre que se ha podido y los hemos hecho sin aplicar un erte, adaptándonos a las circunstancias», indica la encargada de hoteles de Horeca en la provincia de Huesca.

Si ello ha sido posible, reconoce, ha sido «gracias a la clientela de Zaragoza» que ha seguido viajando al Pirineo en cuanto se ha levantado el confinamiento municipal y provincial. Claro que ha habido épocas en las que solo han tenido esa posibilidad las personas residentes dentro de la misma provincia, circunstancia que permitió abrir, con un bajo nivel de uso, a la estación de esquí de Astún, en el valle del Aragón.

Pero los hoteleros oscenses prefieren pensar que esa situación de falta o escasez de clientela es ya un problema que se queda atrás y que el verano va a suponer un incremento notable de las reservas.

Otros lugares, como la ciudad de Zaragoza, por su parte, aguardan asimismo que se permita viajar entre comunidades, dado que su clientela procede en su inmensa mayoría de otras partes de España, lo que condiciona su actividad.