La industria siderúrgica es una de las que más contaminación genera. El trabajo con el hierro genera residuos que pueden suponer un importante impacto medioambiental. El físico e investigador de la Universidad de Zaragoza, Manuel Bailera, ha obtenido una beca individual Marie Curie por su proyecto de investigación Disipo (Decarbonisation of Iron and Steel Industries through Power to gas and Oxy-fuel combustion) que, precisamente, llega para combatir esta situación medioambiental, es decir, reducir las emisiones de CO2 en la industria siderúrgica.

El proyecto, que comenzó el 1 de abril, tendrá una duración de 27 meses y ha sido financiado por la Comisión Europea con 188.442 euros. En la mayoría de industrias, gran parte de las emisiones proceden de la quema de combustibles fósiles con el objetivo de producir la electricidad que se utiliza en los distintos procesos. En estos casos, las emisiones se pueden evitar fácilmente si se utiliza directamente energía renovable, dando así a lo que se conoce como electrificación de la industria.

Sin embargo, gran parte de las emisiones de CO2 en la industria siderúrgica proceden directamente del proceso productivo, por lo que no puede ser electrificado. El mineral de hierro (Fe2O3) ha de reducirse quemando un combustible, de forma que el oxígeno del mineral junto con el carbono del combustible da lugar al CO2 finalmente emitido. «La tecnología (Power to gas) para lo que sirve es para producir un combustible a partir de las emisiones de CO2. Claro si tú utilizas ese combustible en automoción al final lo volverás a emitir en la atmósfera, y pierde un poco el sentido de hacer el proceso. Por eso buscamos implementarlo en una industria que pueda volver a usar el combustible», señala el propio Bailera.

El proyecto Disipo propone reutilizar este CO2 para generar nuevamente el combustible utilizado, estableciendo un ciclo cerrado de CO2 dentro de la planta siderúrgica. No obstante, Bailera asegura que todavía se está probando cuál puede llegar a ser su funcionamiento real.

Prueba de simulación

«Lo vamos a estudiar por medio de simulación para ver si el proceso sería viable desde un punto de vista técnico porque la cantidad de energía renovable que vas a necesitar para hacer el reciclaje de CO2 va a ser importante», indica este investigador zaragozano. «Hay que evaluar las dimensiones de esos recursos y ver cómo puede influir dentro del proceso de la siderurgia el hecho de inyectar un combustible un poco diferente al que se puede consumir. Y lo compararemos en un análisis económico y medioambiental con las alternativas actuales para ver sus posibles utilidades», añade.

Otra de las fortalezas de esta investigación industrial es su carácter internacional. Manuel Bailera no está solo. En el proyecto participan la Universidad de Waseda, de la ciudad de Tokyo, en Japón, y el centro tecnológico de metalurgia avanzada K1-MET de Austria). La Universidad de Waseda es una de las universidades privadas más prestigiosas de Japón. Allí, Bailera colaborará con el Profesor Nakagaki del Departamento de Ingeniería Mecánica, el cual tiene una dilatada experiencia en transferencia tecnológica en la industria siderúrgica, con más de 70 patentes.

Sobre su contacto y relación con el país nipón, el investigador zaragozano afirma que se puso en contacto con ellos «porque eran el único grupo de investigación que trabajaba en cosas similares». Así de simple y de conciso. «Habían hecho simulaciones parecidas, y tienen una alta experiencia y muchos contactos con empresas de allí de Japón. Les propusimos la idea de presentar el proyecto a la beca Marie Curie y les pareció interesante», relata Bailera.

El joven investigador aragonés participa actualmente en diversos proyectos sobre el almacenamiento de energía y la utilización del CO2. De hecho, su tesis doctoral exploró nuevas aplicaciones de la tecnología Power to Gas, y fue galardonada con el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Zaragoza. Las casualidades se buscan, no se encuentran. Y este proyecto nació de la «colección de la tesis», sobre el mismo estudio, de Manuel Bailera.