Las Cortes de Aragón, epicentro de la soberanía aragonesa, acogió este jueves el homenaje a Manuel Giménez Abad en el día en el que se cumplen 20 años del asesinato del político jaqués a manos de la banda terrorista ETA. En este lugar, el que fuera presidente del PP de Aragón cuando le arrebataron la vida trabajó como letrado mayor y posteriormente como diputado. Allí, el presidente del Gobierno autonómico, el socialista Javier Lambán, instó a “desmontar el relato que ahora intentan imponer los herederos de ETA” y a “que la memoria de las víctimas los acompañe y torture siempre”. 

Unas palabras que pudieron escuchar los hijos del fallecido, Manuel y Borja; pero también el resto de invitados en el que se encontraban el expresidente de la Cámara en el momento del atentado, José María Mur; la expresidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, que en el 2001 presidía el Congreso de los Diputados, y el que cogiera el mando del PP aragonés tras el crimen, Gustavo Alcalde.

Frente a estos individuos, afirmó Lambán, los demócratas están obligados a "recordar a las víctimas y a acompañar a sus familias con prudencia y mesura". "Mientras no se arrepientan y no pidan perdón, nadie nos podrá impedir que deseemos que no haya ni un segundo de paz hasta el final de sus vidas", añadió el jefe del Ejecutivo autonómico.

Lambán definió a Manuel Giménez Abad como un hombre con un legado de "valor incalculable" más importante si cabe en un momento "de polarización y de frentismo".

También intervino el presidente de las Cortes, Javier Sada, quien recordó aquella tarde que "nos rompió el alma y nos robó la libertad". "Manolo era un hombre que ansiaba la libertad y la amaba a través de la palabra", afirmó, mientras no podía evitar reconocer que "queríamos creer que nunca nos podría pasar. Y pasó. Pasó demasiadas veces. Casi 40 atentados de ETA en Aragón, a los que hay que sumar los del Grapo". "La amenaza no era solo contra las personas, fue contra nuestra convivencia en paz tan anhelada antes y conseguida en la Transición", recalcó.

Manuel Giménez Larraz, hijo mayor del asesinado y copresidente de la fundación que lleva el nombre de su padre, señaló en un discurso sentido que ETA acabó con la vida de su padre, pero no "con el respeto y el cariño de la gente por sus profundos valores cívicos y por su forma de entender la política y la vida en general". "En tiempos de ruido ensordecedor, de verdades absolutas y de dogmas inalterables que limitan nuestra capacidad para abordar los relevantes desafíos a los que nos enfrentamos, creo que es especialmente importante reivindicar esos valores, esa forma de entender la política, tan incompatible con el totalitarismo de ETA", añadió.