Periodista, crítico de videojuegos y cofundador de la editorial de referencia ‘Héroes de Papel’. Esta semana impartió en el seminario 'Víctor Silva Echeto' de la Universidad de Zaragoza un simposio sobre el estudio de los videojuegos como un nuevo modo de expresión artística.

¿Son los videojuegos algo más que simples juegos?

Por supuesto. El videojuego tiene una dimensión lúdica que todo el mundo intuye a primera vista, pero creo que ya ha trascendido ese ludismo e incluso la dimensión tecnológica o económica. Ha alcanzado una dimensión social y cultural muy potente. El videojuego es, sin duda, el gran modo de expresión artística del siglo XXI.

¿Dónde se esconde ese potencial artístico detrás del videojuego?

En lo que lo diferencia de otras artes como la literatura o el cine: la interactividad. Pero no es una interactividad literal, porque al fin y al cabo al navegar por Internet estamos interactuando. Entendemos la interactividad del videojuego como una manera en la que el jugador participa o dirige la historia que el creador intenta contar hacia un camino u otro, lo que influye en la narrativa del videojuego.

¿La gente prefiere formar parte de la historia a que se la cuenten?

El videojuego tiene una capacidad de persuasión y de evasión, en el buen sentido de la palabra, muy poderosa. Uno de los videojuegos más vendidos a nivel mundial en la época dura del confinamiento fue 'Animal Crossing', un juego con un aspecto muy colorido, amable, con animalitos que son muy simpáticos… En un tiempo en el que no podíamos salir de casa, que teníamos cierta angustia, queríamos buscar esa evasión en un sitio tranquilo en el que todo fuera alegría, buen rollo, donde siempre sale el sol y nos invitan a vivir plácidamente.

Pero ¿qué es eso que tienen los videojuegos para engancharnos?

Lo bueno y lo malo que tienen es que son una especie de cajón desastre donde caben muchos tipos de juegos y donde cada perfil de jugador puede encontrar lo que busca. Hay juegos más inmediatos para pasar un rato y divertirte, como mi madre con el Candy Crush; otros que buscan el reto; otros que quieren historias profundas; otros que buscan gráficos preciosistas que te trasladen a otro mundo…

¿Cuál podría ser la obra canónica de esta corriente artística?

Lo cierto es que el videojuego sigue buscando todavía su 'Ciudadano Kane'.

¿Son una cosa solo de jóvenes?

Para nada. Le doy la vuelta a tu pregunta: cuando algunos compañeros me preguntan por juegos para sus hijos les digo que los videojuegos «también son para niños». La edad media del videojugador está en torno a los treinta y tantos años, según diversos estudios. Del mismo modo que no me parecería correcto que mi hijo viera una película de Tarantino, pues hay determinados juegos que no son apropiados para niños.

Hablando de niños… Cuando en los medios se tratan los videojuegos se hace para hablar de adicciones y violencia. ¿Por qué?

Hay una frase de un libro de Diego Levis que menciona que los videojuegos habían tenido su origen en lugares donde vive gente de dudosa honestidad. Y es verdad que el videojuego arrastra ciertos mitos, quizás porque tiene sus antecedentes directos en los salones de billar, donde se instalaron máquinas recreativas, que eran lugares algo oscuros y vivían en casi clandestinidad. Una explicación mucho más directa es que hay cierto estigma con los videojuegos, y cuando no se conoce en profundidad lo que son es muy fácil caer en culpabilizarlos de determinadas situaciones o realidades.

¿Por qué se asocia el jugar a videojuegos con perder el tiempo?

A veces parece que si lees un libro o si ves una película aprovechas más el tiempo. Te digo una cosa: ver 'Dos tontos muy tontos' no sé si te servirá para crecer como persona, pero jugar a 'Death Stranding', que tiene una historia con muchísima profundidad, con un mensaje subyacente de solidaridad y humanidad... Pregunto: ¿en cuál de los dos has estado perdiendo el tiempo?

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¿Qué futuro le espera a este mundillo?

Francamente, yo hablaría ya de presente. Hace tiempo que llegó para quedarse. Le surgen ramificaciones, como lo son los deportes electrónicos, y que tienen un gran impacto económico y son nuevos yacimientos de empleo en áreas muy diversas. Y a nivel artístico estamos al comienzo de lo que puede llegar a alcanzar. Si a eso le unimos los avances en tecnologías paralelas como la realidad virtual, creo que estamos en un escenario a medio plazo absolutamente desbordante en el terreno artístico.