"Vivo en Barcelona y trabajo en Madrid, así que hago el trayecto a menudo. En este viaje, ida y vuelta, me ahorro 70 euros sobre lo que me suele costar", explica Alejandro Elizalde, en una pequeña pausa en la tarea con su ordenador portátil. "Me parece un precio muy ajustado, y las prestaciones son parecidas", reconoce este joven, que se considera amante de los ferrocarriles y siempre que puede, viaja en tren. No es el único que quedó ayer satisfecho con el servicio del primer trayecto comercial de Ouigo en España.

Alejandro Elizalde es de Barcelona y trabaja en Madrid. Ayer se ahorró 70 euros en el trayecto. ÁNGEL DE CASTRO

Leyre Díaz y Javier Gabiña son dos zaragozanos que trabajan en Madrid. También están, por eso, acostumbrados a coger el AVE para afrontar la semana laboral. Ayer cambiaron de compañía, principalmente, por el precio. «Siempre cogemos el AVE y queríamos probar esta nueva oferta», manifestó Leyre, mientras conversaban en el vagón de la cafetería, que por ahora no da servicio, pero es un lugar «agradable para charlar» sin molestar al resto de pasajeros. "Nos va a costar más dinero movernos por Madrid que el viaje desde Zaragoza", añadió Javier.

Javier Gabiña y Leyre Díaz, de Zaragoza, trabajan en Madrid y ayer cogieron el primer Ouigo. ÁNGEL DE CASTRO

Ambos coinciden en que el tren de dos pisos de la francesa SNCF es "algo menos cómodo" que la alta velocidad clásica española. Pero, aseguran, "la diferencia de precio compensa". Antes de partir, esperando en el andén número 4 de la estación Delicias de Zaragoza estaba Esther Gutiérrez con su familia. "Hemos venido de Lérida en AVE hasta Zaragoza, y ahora cogemos Ouigo para ir Madrid, porque el trayecto entero en Renfe costaba como 120 euros más. Hemos pagado lo mismo por el trayecto Lérida-Zaragoza, en AVE, que por el de Zaragoza-Madrid en Ouigo", explicó. En su caso, es un viaje de placer, "para visitar museos", y tenían previsto regresar hoy, también con Ouigo.

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Mireia Canalda y Felipe López viajaban con sus hijos Inés y Nuno, de 8 y 6 años, para hacer una "escapada después del fin del estado de alarma" u compartir con sus seguidores en las redes sociales su experiencia con Ouigo. "Los peques hace mucho tiempo que tenían ganas de viajar en tren, llevan más de un año sin poder hacerlo por la pandemia, y han alucinado cuando han visto que tenía dos plantas", contó Mireia.

Un universo de color fucsia y azul todo lo inunda en Ouigo. La creatividad, con sus dos pisos «cielo y tierra»; la sostenibilidad, con papeleras para reciclar; y el modelo de bajo coste con el pago extra por servicios, como la conexión wifi, a tres euros. No somos aves, pero también volamos es el eslogan de una compañía que más que correr vuela por hacerse un hueco en los viajes de los españoles.