Los efectos de la pandemia del coronavirus también se han colado en las aulas de Aragón, pero no solo en forma de contagios (que afortunadamente han sido pocos y solo representan el 1% del total), sino en consecuencias académicas y emocionales entre los alumnos y los docentes.

Una encuesta realizada a 500 profesores de la comunidad por parte de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) en Aragón ha puesto sobre la mesa un mensaje de alerta: la pérdida de interés de los estudiantes en sus resultados académicos. De hecho, un 44% de los entrevistados considera que ha disminuido la importancia que su alumnado le da a las evaluaciones y a las notas. Hace unos meses, las familias ya mostraron su preocupación por el rendimiento de los menores tras varios meses atípicos de enseñanza. Sin embargo, el consejero de Educación de la DGA, Felipe Faci, aseguró en una comisión del ramo que un informe interno de su departamento (que no se ha dado a conocer) señalaba todo lo contrario: los resultados eran positivos.

Por otro lado, el documento de CSIF indica, además, que un 41% de los profesores encuestados señalan un aumento de los comportamientos disruptivos en el aula, mientras que el 14% asegura que ha recibido «insultos y amenazas del alumnado», según explicó Mónica de Cristóbal, responsable de Educación en CSIF Aragón.

Estrés emocional

En esta situación escolar ha influido todo: la crisis sanitaria, el confinamiento, las clases no presenciales o entornos sociales que han cambiado. En cualquier caso, los profesores no han notado más presión por parte de las familias ni tampoco una relación más fluida. «El 36% de los encuestados afirma que la situación telemática favorece que los padres mantengan más contacto con los docentes, pero el 51% que cree que no ha cambiado nada», indicó Cristóbal.

En el apartado docente, la encuesta de CSIF indica que el 96% siente que este curso está teniendo «una carga emocional añadida» a su trabajo fruto del covid para ellos. Además, el 69% afirma que no se siente arropado por el Departamento de Educación de la DGA frente a las situaciones de estrés emocional. «Este curso ha sido, sin duda, uno de los más duros de nuestras carreras profesionales. El malestar entre los docentes es generalizados y nos hemos sentido abandonados a la suerte», señaló Cristóbal. La portavoz aludió a la falta inicial de equipos de protección individual y a las «cambiantes» medidas de seguridad, pero también a situación sobrevenidas como las clases que hubo que suspender por el temporal de Filomena en enero.

Carga burocrática

«Tenemos que enfrentarnos a una gran carga burocrática, que incluso ha aumentado con la pandemia. El esfuerzo ha sido titánico. A esto se suma la incertidumbre generada por el proceso de vacunación», afirmó Cristóbal.

«Hemos puesto el foco todo el curso en el bienestar del docente. Hemos denunciado los incumplimientos de la Administración y hemos ofrecido talleres online a los docentes sobre manejo del estrés, autocuidados y gestión de conflictos», explicó la portavoz.

El sindicato tiene la intención de trasladar su encuesta y su trabajo al Departamento de Educación de la DGA en los próximos días. Desde la consejería, por su parte, no se quiso entrar a valorar ayer la información difundida por este colectivo.

La pandemia del covid ha llevado este curso a tener que contratar hasta 350 profesores extra para poder cubrir las sustituciones derivadas de los contagios o de los contactos estrechos que llevaban a cuarentenas, así como los desdobles de clases por los grupos burbuja. En cualquier caso, no es previsible que la DGA cuente con este personal adicional para el año escolar 2021-2022, tal y como contó este diario el lunes, dada la mejora de la situación epidemiológica y el avance de la vacunación.