El Banco de España ha alertado de que la concentración de la población en España es muy elevada en perspectiva europea y que se identifican 3.403 municipios (el 42% del total) en riesgo de despoblación, una tasa muy por encima de la del conjunto de la eurozona, que se sitúa en torno al 10%.

En su informe anual publicado ayer jueves, la entidad hace por primera vez un análisis de la distribución espacial de la población en el país y sus implicaciones económicas. En este sentido, concluye que España presenta un porcentaje «anormalmente elevado» de territorio deshabitado con respecto al resto de países europeos.

Así, según refleja el informe, solo el 13% de las celdas de un kilómetro cuadrado del territorio español se encuentran pobladas, una «anomalía» que no se debe a factores geoclimáticos como ocurre en otras partes de Europa, señalan desde el Banco de España. Un dato que contrasta frente al 67,8%, 59,9% y 57,2% de territorio habitado en países como Francia, Alemania e Italia, respectivamente.

El informe constata que se pueden identificar dos fases «diferenciadas» en el proceso de urbanización que ha experimentado España. La primera se caracterizó por un «proceso muy acusado de migraciones desde entornos rurales hacia núcleos urbanos» entre las diferentes provincias durante el denominado «éxodo rural» entre 1950 y la culminación del proceso de industrialización en la década de los 80.

A partir de entonces, coincidiendo con la instauración del Estado de las autonomías y con el desarrollo del estado de bienestar, se observa una segunda etapa en la que el incremento de la tasa de urbanización prosiguió, aunque «a un ritmo mucho más lento», señala el informe del Banco de España.

Según el informe, las provincias con mayor incidencia de municipios en riesgo de despoblación son aquellas en las que la capital de provincia tiene un menor tamaño, mientras que los municipios rurales cercanos a núcleos urbanos más grandes muestran una mayor dinamismo.

Residir en ciudades de mayor tamaño se asocia a mayores niveles de salarios y oportunidades profesionales, así como a una mayor oferta de servicios tanto públicos como privados.

Sin embargo, también implica desventajas como unos precios de la vivienda más elevados, mayores niveles de exposición a la contaminación y tiempos de desplazamiento más largos.

El Banco de España dice que se podrían considerar políticas que garanticen un cierto nivel de servicios disponibles para los habitantes de los municipios rurales, así como políticas que ayuden a revertir la despoblación de aquellos municipios con potencial de crecimiento.