Esperanza y cautela. Liberación y prevención. Esta paradoja se inserta en el discurso de los tres presidentes de las comarcas orientales de la provincia de Huesca al acoger el primer fin de semana completo del levantamiento del confinamiento perimetral. La cercanía con Cataluña hace que el Bajo Cinca, La Litera y La Ribagorza mantengan un cercano intercambio social, laboral y comercial que durante meses se ha visto frenado.

La esperada liberación de movimiento intercomunitario entre vecinos se acoge con un llamamiento al sentido común y al cumplimiento de las medidas establecidas por el Gobierno de Aragón para evitar los rebrotes y nuevos confinamientos que han acompañado a sus ciudadanos durante el estado de alarma.

Bajar a comprar a Lérida, esperar la visita de los familiares migrados o acoger a los turistas en el Pirineo son hábitos que se recuperan este fin de semana en la Franja oscense después de cinco meses de separación. Con cabeza para los que están y para los que se espera. “Es un alivio porque vas con más tranquilidad, pero por otro lado la gente tiene que estar mentalizada sobre lo que se puede y no se puede hacer. No nos podemos volver locos, pensar que ahora todo vale”, menciona Marco Ibarz, presidente del Bajo Cinca.

El reciente confinamiento de Fraga sigue en su memoria. No quieren volver a caer en un cerrojazo que afecta a toda la comarca por los servicios que acoge su capital. “Todo el mundo tiene ganas de juntarse con sus amigos, con su familia, volver a la normalidad, pero el virus necesita poco para activarse”, indica Ibarz, aunque por ahora no han notado un aluvión, aunque sí un aumento en el trasiego comercial.

Flujo continuado

“Prevención, prevención y prevención”. Es el lema que repiten desde La Litera. Josep Antón Chauvell pensaba que no quedarían desconfinados antes del 9 de mayo. La comarca fue cerrada a mediados de abril por el alto índice de casos en Binéfar, Altorricón o Tamarite, principales centros habitados y económicos de sus 14 municipios. “Supuso un alivio muy grande porque la comarca tiene mucha correlación de personas con Cataluña, hay una interrelación continuada y que se pueda ir a comercios de Lérida y que ellos puedan venir aquí es muy importante. Porque a nuestros pueblos pequeños hay mucha gente que viene de Barcelona, de todos los sitios, y se anima el comercio”, indica el presidente de la comarca de La Litera.

El fin de las restricciones de movilidad no deben entenderse como la conclusión de la pandemia, tanto para los visitantes, como para los locales. “Hay muchas casas de gente que viene por temporadas. Saben que tiene que venir con todas las precauciones. Las medidas y la responsabilidad son para todos igual, vivan aquí o vivan en otro lugar. Hay que conservar ciertas normas y no rebajar la guardia y las precauciones, porque entonces pasa lo que pasa”, afirma Josep Antón Chauvell.

La carretera nacional 230 sube de Lérida al Valle de Arán traspasando la parte oriental de La Ribagorza donde el catalán es el idioma de muchas casas. Muchos de sus municipios conviven en su día a día con sus vecinos de ribera del Noguera Ribagorzana, del Arán o el Pallars. “Somos muchos pueblos que el contacto es diario, personas que tienen que cruzar el límite para ir a trabajar, es familiar, es de amistades, es de todo tipo. Para los que vivimos en pueblos limítrofes es una buenísima noticia”, recalca Marcel Iglesias, presidente de La Ribagorza y alcalde de Bonansa, a doce kilómetros de Pont de Suert (Lérida).

La afluencia de turismo catalán al Pirineo supone un alivio a un sector muy perjudicado en la época invernal. “Si todo va bien y la vacunación sigue avanzando al ritmo actual, vamos a encarar un final de primavera y un verano de una forma buena, aunque con este virus nunca se pueden lanzar las campanas al vuelo”, afirma el presidente ribagorzano.

El recuerdo de focos que se activaron en Navidad previene de airear un mensaje completamente optimista y se alerta de la obligación de mantener las precauciones, tanto para los que vienen a ver a sus familiares como a aquellos que llegan a disfrutar de su tiempo libre. “Tenemos que hacer el último esfuerzo de contención. Que si quieren vengan a nuestra comarca, pero que vengan respetando esas medidas de seguridad, sobre todo si tienen que relacionarse y más si son gente de riesgo”, asiente Marcel Iglesias, que apuesta por el desarrollo de actividades al aire libre.

Los temporeros

Esta advertencia se agrava en el Bajo Cinca y La Litera con el inicio de la campaña de recogida de fruta iniciada hace un par de semanas con la cereza. Desde el Bajo Cinca se han mantenido reuniones con la comarca ilerdense del Segriá para buscar un consenso de actuación y la petición al Ministerio de Sanidad desde las consejerías de Sanidad del Gobierno de Aragón y la Generalitat de Cataluña de vacunación masiva, tanto a los jornaleros itinerantes como a la población local, para frenar los posibles contagios que se extendieron el verano pasado. “Antes de repetir esta situación nos preocupa nuestra gente y los negocios, porque si te confinan el movimiento de personas es menor y los prejuicios para ellos también”, resalta Marco Ibarz. La pérdida del 60% de la producción en localidades como Belver, Osso de Cinca, Zaidín, Velilla de Cinca, Ballobar y parte de Fraga puede reducir sensiblemente el movimiento de trabajadores. No obstante, la petición ya tiene parte de respuesta, y es que el Gobierno de Aragón anunció este viernes que la inmunización de los que trabajan en la recogida de la fruta comenzará a finales de esta semana próxima.