¿Por qué dimite ahora como secretario de Organización de Cs?

Ha llegado mi hora. De 2014 a 2016 fui secretario de Organización en Teruel, y desde 2016, en Aragón. Es un trabajo ingente. Hace más de un año ya presenté mi dimisión, pero desde la dirección de Madrid me pidieron seguir. Luego vienen las elecciones catalanas, y una pequeña bajada de afiliación, pero aún tenemos cimientos muy fuertes en Aragón. Y pienso que ahora tiene que haber cambio de caras. Voy a seguir en Cs a full, pero en otros cometidos. Cogí el partido con 800 afiliados, llegamos a tener casi 1.400 en 2018, y lo dejo con 800.

Pero se va en un mal momento.

Por eso tiene que haber cambios. He tenido una forma de trabajar muy proactiva. Cuando pasa el tiempo y el desgaste es fuerte, tiene que haber nuevos bríos. No lo dejo porque no me guste, porque la secretaría de Organización me lo ha dado todo. Pero son asuntos internos y es duro. Hay que ser autocríticos para volver a crecer.

¿Hacen falta cambios más allá de Aragón, en la cúpula?

Ya los ha habido. Tenemos unos excelentes vicesecretarios generales, Daniel Pérez y Edmundo Bal, que van a hacer todo lo que puedan por revitalizar el partido. Y defendiendo nuestras banderas: la lucha contra el nacionalismo y la corrupción, por la libertad y por los problemas de los ciudadanos.

«A Inés Arrimadas no se le ha dejado trabajar. Confío en ella y en los equipos que está formando»

Arrimadas lleva más de un año de líder, y con malos resultados.

No se le ha dejado trabajar. Tiene tirón y confío en ella y en los equipos que está conformando.

¿Debe seguir?

¿Qué ganamos con un nuevo congreso? Estamos a dos años de las elecciones. El partido está en una situación delicada, pero no diría que está muerto ni de broma. El bipartidismo cada vez que se va a los extremos es un desastre, y si gobierna solo, otro. Tiene que haber en España un partido que lo module y evite los extremos. No podemos tener un PP voxizado ni un PSOE podemizado.

¿Cree que se entiende que se refrende a Bal, pese a no lograr representación en Madrid?

Eran unas elecciones totalmente polarizadas, con el PP apropiándose de la bandera de la libertad que es de Cs. Vox y_Podemos con sus ideas inmundas que hacen perder derechos a los ciudadanos._Y sacar en Madrid 135.000 votos en esa situación es un suelo importante. Desde ahí tenemos que empezar a crecer. Veo bien que se le dé ese cometido.

¿Qué importancia tienen los comicios de 2023?

Para el futuro del país. No podemos ir a políticas de enfrentamiento, pero la moderación no es política. La moderación es algo muy bueno, pero en la política, para que no triunfen banderas que no compartimos, hay que luchar con las nuestras.

«Desde la oposición, hay que controlar al Gobierno e impulsarlo»

¿Se ve de nuevo en las listas?

Estaré donde quiera mi partido. En 2014 éramos 80 personas en todo Aragón. Se ha trabajado todo lo que se ha podido, pero moviéndote y estando donde están los ciudadanos. Para mí, Cs no es un despacho, es el territorio. Y el territorio también se llama Zaragoza capital; hay que pisarla y estar con la gente. El político no puede levitar.

¿Ha perdido Cs ese contacto?

No hemos perdido el contacto con la ciudadanía, pero la ciudadanía ha dejado de confiar en nosotros. Lo dicen los votos. Y tenemos que recuperarla con hechos. Un político tiene que estar para intentar resolver los problemas de la gente. Los partidos no son claustros. Hay que actuar en el Legislativo, influir al Ejecutivo y respetar al Judicial.

¿Qué errores llevan a Cs aquí?

Para mí, no entrar al Gobierno de Aragón. Llegué a hablar con Villegas y con Rivera. Y otro fue cuando Rivera no entró con Sánchez. Pero él no mintió a los ciudadanos, dijo que con Sánchez, no, y quiso mantener su palabra. Desde mi punto de vista, teníamos que haberlo intentado para que no se hubiera podemizado la política, por el bien de España.

¿Le ha hecho daño a Cs depender de Vox, como en Zaragoza?

Vox no gobierna. Te toca en algún momento tragarte alguna, pero creo que se está haciendo muy bien en el Ayuntamiento de Zaragoza. Nos ha faltado vender el trabajo en los gobiernos de coalición. Creo que hemos tenido un problema de comunicación, como en la moción en Murcia, que no se explicó la situación que había y hemos quedado como los malos de la película. Y me llama la atención que aquí en España no se castiga la corrupción.

¿Echa de menos a Rivera?

Mmm... Albert fue la persona por la que yo entré a Ciudadanos. Es un animal político. Y en política, cuando te equivocas, hay que tomar responsabilidades. Y él las tomó. Siempre va a estar en mi cabeza, y no sé si cumplir su palabra puede calificarse como error. Pero cuando España está por delante, tenía que haberle dado una vuelta, y le costó el puesto. Ahora está su mano derecha, Inés Arrimadas, a quien tengo gran estima personal y política. Echar de menos a Albert, teniendo a Inés, pues no.

No quedan en el partido ninguno de sus primeros rostros visibles en Aragón: Susana Gaspar, Rodrigo Gómez, usted mismo...

Siguen en el partido, pero no tienen cargo orgánico. Susana Gaspar sigue de diputada, yo también... Hay veces que hay que dejar paso. Las personas que están en la parte orgánica sé que lo van a hacer de la mejor manera posible. Y los que estamos desde fuera aportaremos igual.

¿Ha habido lucha de familias?

Aquí no se ha descartado a nadie. Por supuesto que no.

¿A quién ve como su sustituto?

No lo sé, ni voy a influir. Me brindo a la persona que entre.

¿Qué discrepancias ha tenido con la dirección de Cs Aragón?

En la forma de comunicar las cosas. Hubo su movida con los presupuestos, porque había muchas cosas que no me gustaban. Pero decidimos votar a favor porque podíamos sacar para los ciudadanos varias partidas que no venían en las cuentas. Luego, el buenismo en política, si va para el beneficio de los ciudadanos, bienvenido. Pero al Gobierno desde la oposición hay que controlarlo e impulsarlo.