Chodes es un pequeño municipio de la provincia de Zaragoza del que apenas poco se sabe fuera de nuestras fronteras a pesar de una circunstancia que le hace único. Su plaza ochavada, a la que dan la iglesia, las dependencias municipales y una veintena de viviendas, es una «joya del barroco» muy desconocida y por la que, hasta hace bien poco, pasaban incluso camiones de gran tonelaje. Pero, gracias a las redes sociales, este pueblo es ahora mucho más conocido debido a la labor de difusión del arquitecto Pedro Torrijos, que el pasado jueves dedicó un hilo completo en su perfil de Twitter a desentrañar las curiosidades de esta localidad construida de la nada en el siglo XVII.

«En la provincia de Zaragoza hay una joya del barroco que no se construyó para reyes ni nobles. Se hizo para los campesinos. Una formidable plaza ochavada donde se disputa un mundial y que tiene una iglesia tan estrecha como una casa», comienza diciendo Torrijos en su Twitter, en un mensaje que ha alcanzado ya casi 10.000 me gustas y que ha sido compartido más de 2.500 veces.

Después, este afamado arquitecto va recorriendo a lo largo de 30 tuits la historia de Chodes y su plaza, en la que tiene lugar cada septiembre «una de las pruebas deportivas más antiguas del país: "El Mundial del Pollo". En su hilo, Torrijos recuerda que «hay crónicas que documentan» que esta carrera se celebra por lo menos desde 1907, «si bien es muy probable que se disputasen mucho antes, al menos desde 1880... desde antes incluso de los primeros Juegos Olímpicos modernos».

Más allá de este evento deportivo, en el que hoy compiten distinguidos atletas de diferentes partes del globo, Torrijos incide en la historia de la plaza de Chodes que, cuando se fundó esta localidad, era el pueblo en su conjunto.

«Juan de Marca ya había trabajado para el Conde de Morata en su magnífico Palacio en Morata de Jalón y, sobre todo, en el puente de Capurnos. Un precioso puente de un ojo que uniría Morata con el nuevo pueblo. Sin embargo, su mejor obra sería ese pueblo nuevo que discurría todo en torno a la plaza. No es que el pueblo tuviese una plaza, es que Chodes era la plaza», comenta.

Fue tras la expulsión de los moriscos en 1610, recuerda Torrijos, cuando «el viejo Chodes quedó casi abandonado». «Además, las escasas 15 familias que allí vivían, debían lidiar con una gran dificultad: en el risco tan escarpado no se podía cultivar, así que los campos quedaban a casi un kilómetro en el valle. Para evitar la desaparición del pueblo, el jurista Francisco Sáenz de Cortes, que había comprado el título de Conde de Morata (historia que da para otro capítulo), decidió construir un nuevo pueblo de nueva planta donde se trasladarían los vecinos de Chodes», explica. El resultado fue la maravillosa plaza «que era teatro y vida».

Pedro Torrijos es un arquitecto con más de 130.000 seguidores en su perfil de Twitter (@Pedro_Torrijos) que cada jueves dedica un hilo a una construcción singular. Ahora le ha tocado a Chodes, pero antes llegaron edificios tan diferentes al municipio zaragozano como el de la Fundación Ford en Nueva York o la fábrica de Fiat en Turín que tiene un circuito en su azotea.