El arquitecto Juan Sáez Navarro, con despacho en el número 22 del paseo Independencia de Zaragoza, es desde el pasado mes de noviembre el nuevo presidente de la junta de compensación de Arcosur. Su trayectoria profesional ha sido aval suficiente para acceder a un puesto en un consejo rector en el que solo pueden estar propietarios de suelo en el barrio y solo tienen derecho a voto quienes no tengan deudas con la junta. Su despacho no tiene parcelas pero sí representa a una empresa que las tiene, Cerro Murillo. Ahora afronta un horizonte prometedor en un sector de Zaragoza llamado a abandonar su estigmatización de los últimos años.

En octubre del año pasado el consejo rector de Arcosur decidió ponerle al frente de la junta de compensación. ¿Por qué ese cambio y qué significa ese relevo?

-La junta pretende hacer un cambio en la gestión, preparar un nuevo equipo gestor para los próximos diez o doce años y se pusieron en contacto con nosotros para esa labor. Estamos encantados de asumir este reto.

¿Qué busca la junta con ese relevo del anterior equipo?

Una mayor transparencia y agilidad. Había mucha conflictividad que se pretende eliminar y así buscar acuerdo para dinamizar todo, avanzar en el desarrollo del sector y también mejorar las relaciones con el ayuntamiento.

¿Y ya se ha alcanzado esa paz ansiada en la junta de Arcosur?

Poco a poco sí estamos llegando a acuerdos con varios propietarios con los que había conflictos en el pasado. Nuestra voluntad es reducirla a la mínima expresión, focalizar todos los esfuerzos en la dinamización del sector y no tanto en esos conflictos.

La morosidad ha sido siempre un importante foco de esa conflictividad. ¿Ha mejorado? ¿Cómo están ahora esos impagos?

Seguimos teniendo un problema de morosidad pero hemos logrado reducirla mucho. Actualmente sigue rondando los 28 millones de euros, que es mucho, pero seguimos trabajando para disminuirla. Hay que tener en cuenta que llegó a ser de más de 40 millones de euros. Esa reducción es la que permite hoy acometer inversiones como las que se van a ejecutar a partir del verano o las que pretendemos para el año que viene. También estamos trabajando con el ayuntamiento para que, tan pronto como sea posible, abra las vías de apremio.

¿Qué ritmo de construcción sería una buena cifra para usted?

Si fuéramos capaces de hacer entre 1.000 y 2.000 pisos al año sería un éxito. Nuestro horizonte es que en 15 años de gestión se pueda conseguir que Arcosur esté a pleno rendimiento. Con la demanda que hay ahora eso es factible pero lo cierto es que nadie tiene una bol de cristal para garantizar cómo estará la situación en los próximos años. Lo que sí sabemos es que hay muchos proyectos en marcha y que, con el nivel de preventas que estos necesitan para iniciar los trabajos, entre un 60% y un 70%, la demanda que hay también es muy importante.

¿Cuál es la foto fija en la que se encuentra hoy Arcosur?

Hay capacidad para 3.000 viviendas entre lo construido y lo que está en marcha. Con lo que hay urbanizado y recepcionado por el ayuntamiento, se podría llegar a 6.000 y por eso es necesaria la construcción de unos nuevos depósitos de agua, porque con las obras de urbanización que se iniciarán este verano, habrá suelo disponible para levantar otras 1.300 viviendas y ahora solo hay capacidad para abastecer a 6.000 pisos.

¿Será capaz de quitarse ese estigma de los últimos años? Que si está muy lejos, que si nadie quiere vivir allí o que sí no despega...

Arcosur tiene que ir desprendiéndose de ese estigma y pensamos que ya lo está haciendo, porque todos los proyectos necesitan un nivel de preventas del 60% o el 70% y si muchos promotores están llamando porque quieren hacer obras es porque tienen muchos pisos comercializados.

¿Están llamando inversores para comprar suelo?

Sí, se nos han dirigido inversores locales y nacionales, no puedo decir cuáles pero sí que algunos son de los que suenan bastante en el mercado. Y nos aseguran que si tuviésemos parcelas en licitación acudirían sin duda al concurso público a pujar.

La imagen de que el llamado ‘banco malo’, la Sareb, fuera un propietario mayoritario quizá no ayuda a esa nueva imagen.

La Sareb sigue siendo un propietario importante en Arcosur pero la propiedad está muy disgragada y ninguno supera el 20% del total. En lo que es la gestión, eso hace más complicada la labor de coordinación con todos ellos pero también está bien que haya interés en formar parte de Arcosur.

¿Hay alguna novedad sobre la posible conexión de Arcosur con el tranvía en Valdespartera?

No hemos tenido más noticias.

¿Cómo es la relación con los vecinos ahora?

Hemos hablado con ellos y les transmitimos todas las obras que íbamos a hacer. Existe un ambiente de colaboración que siempre debería ser así.

¿Qué impresión le deja su primer año al frente de la junta de compensación de Arcosur?

Que hay muchísimo trabajo, sorprende el volumen de tareas que hay que hacer. Solo puedo felicitar al anterior presidente porque nadie sabe todo lo que se hace y la cantidad de trabajo que supone. Pero se van consiguiendo avances y reducido la conflictividad. Es un proyecto tan ambicioso que no te das cuenta hasta que asumes una labor como esta.