La salud, como la enfermedad, no entiende de colores políticos. O no debería. Igual que la mayoría de los partidos se unieron hace un año para derrotar al entonces desconocido coronavirus en Aragón, ayer lo humano, por encima de lo político, se coló en el pleno de las Cortes, poco a poco, casi por goteo, hasta que todos los grupos parlamentarios se unieron en un aplauso para desearle al presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, que las cosas le vayan bien el lunes cuando pase por quirófano para someterse a una operación del cáncer de colon que le diagnosticaron en febrero.

Los turnos de preguntas al presidente concluyeron con una cerrada ovación de todo el Parlamento a la que el líder aragonés mostró su gratitud como marcan las reglas del covid: llevándose las manos al pecho, sin abrazos ni besos, pero sí con algún apretón de manos incluso entre adversarios. Una vez al año, no hace daño.

El propio Lambán aprovechó una de sus intervenciones para enviar su «apoyo y solidaridad» al vicepresidente, Arturo Aliaga, que continúa ingresado. Ahí comenzaron los aplausos, a los que solo se sumaron las filas del cuatripartito y Ciudadanos.

El líder de los liberales, Daniel Pérez Calvo, tomó la palabra después y quiso dirigirse «más que al presidente, al amigo» para desearle «mucha fuerza para acometer la ofensiva final contra la enfermedad y para tener una rápida recuperación». Minutos después era el portavoz de Izquierda Unida, Álvaro Sanz, quien deseaba «una pronta recuperación a usted y a todos los miembros del Gobierno que están pasando por una situación sanitaria delicada», en referencia al propio vicepresidente, y al consejero de Hacienda, Carlos Pérez Anadón.

Lambán tiró de gratitud y socarronería. «Querido amigo Daniel, muchas gracias al grupo parlamentario de Ciudadanos. Uno en estas circunstancias se encomienda a la eficacia de los sanitarios de nuestra comunidad, que cada día admiro más, y en sus manos encomiendo mi parte abdominal del cuerpo, pero es obvio que las palabras de aliento también ayudan», aseguró. Y se encomendó también «a la influencia positiva de la genética ejeana» que comparte con Sanz para agradecerle su apoyo.

A cada intervención, un aplauso al que tardaron en sumarse los populares. El presidente del Parlamento, Javier Sada, habló «en nombre de todo el Parlamento» para «desearle una buena y pronta recuperación, cosa que como está en buenas manos y vista su voluntad, así será». Entonces también, el líder del PP, Luis María Beamonte, se acercó al escaño del presidente para trasladarle sus deseos de pronta recuperación. Lo humano, por encima de lo político.