Las críticas hacia los implicados por la supuesta fiesta ilegal celebrada la noche del lunes al martes en la cuarta planta del hospital Miguel Servet con la presencia de siete residentes no hacen más que crecer. Este miércoles fue la consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés, la que condenó el encuentro de varios sanitarios en una sala del centro hospitalario, por la cual ya se han iniciado expedientes sancionadores. «Es un hecho lamentable, pero puntual. En ningún caso es esta la actitud del personal sanitario, sino que es una infracción de unas pocas personas», dijo.

«No es justificable desde un punto de vista de que sean residentes, porque son sanitarios ante todo, aquellos en los que hemos depositado nuestra confianza. Ya hemos iniciado los expedientes sancionadores correspondientes», indicó. Las palabras de Repollés se produjeron horas después de conocerse los hechos. Otros colectivos como el Colegio de Médicos de Zaragoza también mostraron su rechazo, lamentando el incidente. La institución colegial informó de que su comisión permanente se va a reunir para valorar sanciones por las infracciones al código deontológico de la profesión.

Su presidenta, Concha Ferrer, también indicó que «estos hechos, aislados, no son el reflejo de los valores que representan a la profesión médica», aseguró. «Lamento profundamente este tipo de acciones, que además pueden empañar la labor encomiable de la profesión y de los profesionales», concluyó.

Desde el Colegio de Enfermería de Zaragoza se mostraron más cautos. «Cuando vi el vídeo –circula en las redes las imágenes en las que se ve desde la calle luces de colores– puse cara de sorpresa», reconoció la presidenta, Teresa Tolosana, quien afirmó querer esperar «hasta que se concreten los hechos». Sin embargo, señaló que «si lo que he visto se ajusta a los hechos» la situación es de «incredulidad total porque si la gente piensa que por las noches los hospitales son sitios de botellón, puedo asegurar que no», afirmó.

El difícil día a día

"Da pena que eso que es un hecho puntal puede tener más eco y borrar el día a día de miles de profesionales, que se dejan su energía en atender a los pacientes», lamentó. En este sentido hizo hincapié en que la población tiene que ver que «son miles los profesionales que están trabajando y mucho, y hacen todo lo que pueden para atender a la gente». «La fiesta no puede quedarse en la retina en lugar del trabajo diario», añadió Tolosana.

Los hechos tuvieron lugar la madrugada del lunes al martes cuando, alrededor de las 02.45 horas, una Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, que pasaba por las inmediaciones del hospital Miguel Servet, vio luces de colores como de discoteca que salían de una habitación. Ya en la cuarta planta se encontraron con una enfermera, a la que preguntaron por la fiesta y respondió con evasivas. Los policías entraron en una sala, donde se encontraron botellas de alcohol vacías. En la habitación de al lado, según el atestado policial, vieron «agazapados a siete residentes de edades comprendidas entre los 26 y los 29 años».

La noche terminó con una propuesta de sanción para el grupo por no respetar el aforo y para la enfermera que negó la evidencia, por desobediencia. El hospital conoció los hechos por la presencia policial y ha abierto una investigación interna.