Para cuando el Departamento de Sanidad de la DGA se decida a poner en marcha el cribado de cáncer de cérvix sin duda tendrá que mirar hacia Barbastro. Allí, el sector sanitario cuenta con un exitoso programa piloto que ha conseguido multiplicar por siete la detección de lesiones precancerosas y aumentar la cobertura de pacientes de un 36% a un 74%.

La iniciativa empezó en el 2006 a través de las matronas de Atención Primaria y en 2011 se extendió el plan a todo el sector con la prueba del test del virus del papiloma. «Podemos afirmar que todas las mujeres de la zona están cribadas y estamos muy satisfechos con los resultados», indica a este diario María Ángeles Aragón, jefa de servicio de Ginecología del hospital de Barbastro.

En 2006 detectaron nueve lesiones de cérvix, mientras que en 2019 alcanzaron las 36. «Las matronas han hecho una gran labor en la captación de población nueva», reitera la especialista. Otra de las cuestiones que han logrado con este plan piloto es evitar citologías «innecesarias» que se estaban realizando de manera rutinaria, con el consiguiente gasto de dinero y de tiempo en las agendas.

«Observamos que al año hacíamos más de 5.000 citologías que se repetían y siempre eran las mismas mujeres. Lo ideal era llegar a los grupos de riesgo, que son las mujeres de más de 50 años sin cribar y también las inmigrantes. Nos pusimos manos a la obra y ahora hacemos 2.000 citologías menos cada año», explica María Ángeles Aragón.

Esas visitas que se evitan al especialista han supuesto un ahorro de 1,5 millones de euros, un dinero con el que en el sector de Barbastro han comprado los test del virus del papiloma. «Hemos logrado optimizar recursos y eso siempre es positivo para el sistema sanitario. En 2006, el 80% de las pruebas las hacían los ginecólogos en los hospitales y ahora ese porcentaje lo hacen las matronas en los centros de salud. Si la consulta en hospital es más cara, no tiene sentido gastar más de un millón de euros en especialistas si se puede hacer en Primaria. Para ello es fundamental la labor de coordinación entre todas las partes y, especialmente, el trabajo de la matrona», reitera Aragón.

El autotest, su último reto

La introducción del test del papiloma ha sido fundamental en la detección precoz. «Su sensibilidad es del 90%, mientras que una citología está en un 70%. Está demostrado que un test cada cinco años es más seguro que una citología anual», señala Aragón.

Su ultima apuesta dentro de este cribado de cérvix es fomentar el autotest del virus del papiloma entre las mujeres del sector, pero de momento no está teniendo la captación que deseaban.

«Desde noviembre hemos recogido 80 autotest, sobre todo en Albalate de Cinca y la zona de Fraga, pero nos gustaría potenciarlo más», dice Aragón, que apunta el «fuerte impacto» del covid en la detección de cáncer de cervix. «Durante el 2020 hemos bajado un 36% las pruebas de cribado en Primaria y hemos dejado de diagnosticar un 50% menos de lesiones precancerosas, sobre todo en mujeres mayores de 35 años», afirma.