Aragón votó a favor del nuevo acuerdo sobre la apertura de locales de ocio y discotecas en el Consejo Interterritorial de Sanidad, en el que se acordó sin unanimidad (Madrid, País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía y Murcia votaron en contra) que el ocio nocturno pueda abrir hasta las 2 de la mañana en los territorios con más baja incidencia, y hasta la 1 el resto de locales de hostelería. Ese es el escenario que se ha dibujado y se mantendrá hasta que el 70 % de la población esté vacunada.

El documento establece que dicha apertura solo se podrá autorizar cuando el territorio se encuentre fuera de los niveles de riesgo o en nivel de alerta 1 y permite que las unidades territoriales en nivel de alerta 2 puedan valorar su apertura, siempre y cuando los indicadores complementarios presenten una evolución favorable. En la comunidad solo la provincia de Teruel se encuentra en nivel 2. Huesca y Zaragoza permanecen en nivel 3, con tres zonas de salud (Gallur, Alagón y Ejea de los Caballeros) en nivel 3 agravado. Aragón cuenta, además, «con el marco legal de referencia de la Ley 3/2020, que determina las medidas a adoptar en los diferentes niveles (en ninguno de ellos se permite la apertura del ocio nocturno), si bien estos pueden estar sujetos a modulación posterior», explicaron desde la DGA.

En los niveles de alerta 1 a 4 se seguirá lo establecido y conocido. La apertura de los locales de ocio nocturno se podrá autorizar cuando la situación epidemiológica de la unidad territorial de referencia esté fuera de los niveles de riesgo. En ambos escenarios se seguirán las recomendaciones que se proponen para el nivel de alerta 1 en dicho documento como, por ejemplo, que el consumo de bebidas y alimentos, tanto en zonas interiores como exteriores, se hará sentado en mesas, debiendo asegurarse el mantenimiento de la debida distancia de seguridad.

En el documento de obligado cumplimiento para la nueva normalidad aprobado en la Interterritorial, se señala que en los territorios fuera de los niveles de riesgo el aforo permitido será de 50% en interior pudiéndose incrementar en un 10% si se aplican medidas de control de riesgos que garanticen un alto nivel de ventilación y control de la calidad del aire, lucha esta en la que han participado los hosteleros de toda España.

Respuesta de la hostelería

En Aragón, la noticia cayó mal. «Es volver a discriminar», dijo José María Marteles, presidente de Cafés y Bares, que tampoco entiende que no se distinga por provincias o comarcas cuya incidencia a 14 días es bien diferentes. «Hay que buscar el bien del ciudadano por encima del interés político. Y no me refiero a un partido u otro, que me da igual, sino a buscar criterios justos y buscar soluciones como los medidores de CO2».

Esa es la batalla en la que se mueven numerosos establecimientos de Aragón desde hace meses, aunque no han logrado convencer al Ejecutivo de que la seguridad pase por el control del aire y no por los aforos. «Las decisiones no están basadas en ningún informe técnico o científico. Hay incongruencias. El ayuntamiento dejó al ocio nocturno abrir como cafetería, pero no nos dejan poner un dj’s. Sin embargo, a los restaurantes sí les dejan contratarlo. ¿Eso es sensato?», se pregunta Miguel Ángel Salinas, gerente del grupo Canterbury.

Los hosteleros de Zaragoza, como en el Canterbury Tavern, prueban una tecnología que purifica el aire y mata los virus. ÁNGEL DE CASTRO

Precisamente en su establecimiento se está probando el sistema DuctFit de purificación de aire, que elimina más del 99,9% de todos los virus. Está basado en la tecnología PCO desarrollada por la NASA en los años 70 para la purificación de las estaciones espaciales, y probada por laboratorios y hospitales de todo el mundo. Genera moléculas que inactivan virus (incluido el coronavirus), bacterias y otros patógenos tóxicos en el aire y las superficies. «Hemos sido los primeros en instalarlo, hace ya un mes. Es una inteligencia artificial que comprueba la medición al minuto y se puede seguir en directo en la pantalla del local», explica Salinas, que afirma que hay comunidades que han escuchado a la ciencia, pero que en Aragón «no hacen caso a los expertos, ni a la Universidad de Zaragoza, ni al Colegio de Ingenieros».