Ocho años después de la operación policial que destapó un millonario fraude de uno de los grupos inmobiliarios más importantes de Zaragoza, Fincas Atlanta, siguen los flecos. Eduardo Lacasta Lanaspa, el líder del entramado al que el juez instructor le imputó un fraude de 45 millones de euros que la sentencia dejó en una responsabilidad civil de 5 millones, sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza a su testaferro al que acusa de blanqueo de capitales.

No es la primera vez que lleva a juicio a este joven albañil Alfredo L. S., quien llegó a tener registrada en su vivienda hasta 17 sociedades relacionadas con el holding, pero en esta ocasión compartió banquillo con su hermano Rafael, su esposa Beatriz I. y Agustina A., amiga. Les acusa de convertirse en prestamistas con el dinero que, según una sentencia, el testaferro de Lacasta Lanaspa le robó cuando este estaba en prisión provisional.

Más de 85.000 euros cuya beneficiaria fue una mujer dueña de cinco pisos en la capital aragonesa y que regenta varios locales de alterne en el barrio de El Gancho. El principal acusado aseguró que el dinero que se apropió en su día se lo gastó, exonerando al resto de acusados que vinieron a decir que el dinero que le dejaron a Agustina A. en los años 2013 a 2017 eran sus ahorros e incluso un premio de la ONCE que ganó uno de ellos. Una cantidad que nunca devolvió y que tampoco ejecutaron la deuda.

Por todo ello, afrontan penas de entre 3 y 5 años de prisión que solicitaron la Fiscalía y el abogado Fernando Lacruz. La defensa, ejercida por el letrado Rafael Ariza, pidió la absolución. 

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Fotogalería: Intervención policial en la sede de Fincas Atlanta en el 2013