Daroca celebró ayer, con solo una misa en su colegiata, la antigua tradición de los Corporales, fiesta declarada de interés turístico en el 2006 con la que se conmemora asimismo el Corpus Christi.

No se celebró la habitual procesión por las calles de la villa debido a las precauciones ante la pandemia de coronavirus. Ese acto tiene un gran seguimiento y siempre cuenta con la asistencia de las autoridades eclesiásticas, civiles y de los cuerpos y fuerzas de seguridad.

Una hecho milagroso

El milagro que se celebra no tuvo lugar en Daroca sino en las cercanías de Valencia, concretamente en el pueyo de Chiva, perteneciente a la población de Luchente, donde el noble Berenguer de Entenza lideraba compañías llegadas de Daroca, Calatayud y Teruel para hostigar a los musulmanes al sur del Júcar tras la conquista de Valencia por Jaime I en 1236.

Los musulmanes reunieron una importante hueste y sitiaron a los cristianos en el pueyo o cerro. Berenguer de Entenza, ante el asedio, ordenó a mosén Mateo, clérigo de la iglesia de San Cristóbal de Daroca, que celebrara una misa. Durante la misma y al levantar el sacerdote el paño donde se guardaban seis hostias, todos ven que éstas están empapadas en sangre.

El hecho se considera como un milagro y ante el prodigio, los cristianos se lanzan a la lucha encabezados por el cura, que sobre un asno blanco muestra durante la batalla las hostias ensangrentadas. Los musulmanes son completamente derrotados.

Tras la victoria surgen las disputas por quién ha de ser el que lleve a su ciudad el paño con las hostias ensangrentadas. Se decidió colocar los Corporales sobre una mula y dejarla a la buena de Dios. La mula fue a caer muerta en la puerta de la iglesia de San Marcos, hoy convento de religiosas de Santa Ana, junto a la puerta Baja de Daroca. Allí estuvo depositado durante muchos años el paño de los Corporales hasta que se trasladó a la iglesia de Santa María.