La Comisión Europea ha seleccionado el proyecto Life Ebro Resilience para su ejecución en el marco de la convocatoria del Programa Life 2020, con un plazo de ejecución previsto de seis años y un presupuesto de 13,3 millones de euros a financiar en un 55% por Europa. En 2018 quedó fuera de la financiación europea en una fase anterior. Esta vez sí ha superado todas las fases y dentro de un mes podrá recibir el visto bueno definitivo.

La iniciativa, presentada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) junto con la Confederación Hidrográfica del Ebro y los Gobiernos de Aragón, La Rioja y Navarra, tiene como principal objetivo desarrollar una serie de obras en los tramos del Ebro que pasan por estas comunidades con el fin de incrementar la resiliencia a las inundaciones que sufren habitualmente estos territorios, desbordamientos que acaban causando graves daños económicos y ambientales y que generan un amplio debate social. La búsqueda de soluciones sostenibles y equilibradas entre todos los agentes implicados, a través de un proceso participativo en todos los tramos estudiados es la principal característica de este proyecto LIFE, que ahora cuenta con el visto bueno de la Comisión Europea.

Más de 1.500 propuestas procedentes de todos los países de la Unión Europea se han presentado a la convocatoria de proyectos LIFE, que tiene un presupuesto total de más de 5.100 millones de euros. De este millar y medio de proposiciones, cerca de 840 solicitudes –lo que corresponde a un 56% de las presentadas-- pertenecen al subprograma de Medio Ambiente, lo que supone un 50% más que otros años. De todas ellas se seleccionaron en la primera fase 130 iniciativas, entre las que se encontraba la Estrategia Ebro Resilience. Aproximadamente dentro de un mes finalizará el proceso y se conocerán las propuestas que han resultado finalistas y que, por tanto, firmarán el Acuerdo de Cofinanciación.

La Estrategia Ebro Resilience, como parte del Plan de Gestión del Riesgo de Inundación de la cuenca del Ebro, pretende reducir el impacto de las inundaciones y contribuir a mejorar el estado del río en un territorio que abarca 325 kilómetros y que discurre por 62 términos municipales de La Rioja, Navarra y Aragón. Contempla medidas de prevención, protección, preparación y recuperación ante inundaciones, así como de mejora de los ecosistemas fluviales.

En el ámbito de la Estrategia Ebro Resilience, se están estudiando un total de 260 kilómetros de longitud del río, divididos en 15 tramos. La prioridad principal de estos estudios es evaluar la protección actual de los núcleos urbanos para avenidas con un periodo de retorno igual o inferior a 25 años. Adicionalmente a este objetivo principal, se estudian los posibles daños en zonas no urbanas para avenidas de periodo de retorno de 10 años

Un mecanismo de prevención nacido para lograr una gestión coordinada

La UE alertó hace años de que España gasta más dinero en indemnizar tras las catástrofes que en prevenir. Fue una de las razones por las que nació Ebro Resilience, un mecanismo de colaboración para la gestión de acciones coordinadas entre Administraciones y agentes sociales. Se entiende que las inundaciones son fenómenos naturales e inevitables y se parte de la consideración de que no existe una única medida efectiva y de la necesidad de aplicar acciones compatibles con un desarrollo sostenible. Las medidas, variadas y complementarias, pretenden la protección de núcleos y la recuperación del espacio del río donde sea posible.

El primer paso es la elaboración de un modelo digital del terreno (denominado MDT) que reproduzca la situación actual. Es importante que el modelo digital reproduzca fielmente los condicionantes del tramo de río en análisis. Los MDT permiten analizar los posibles desequilibrios morfológicos del tramo en estudios y determinar de una manera objetiva las zonas del cauce donde se producen procesos de erosión y sedimentación.

El siguiente paso del estudio es el análisis de los episodios de inundación. Para realizar este trabajo se utilizan modelos hidráulicos, que consisten en una herramienta informática que aplica sobre el MDT un caudal determinado y reproduce los efectos de la inundación, determinando la magnitud de la inundación y proporcionando la altura y la velocidad que alcanzaría la lámina de agua en cada punto del terreno. Sería el equivalente a verter agua en una maqueta.

Estas herramientas informáticas necesitan de un proceso de calibración para ajustar los resultados obtenidos a las características del tramo en estudio. Mediante la comparación de los resultados obtenidos con las fotos aéreas de las avenidas se ajustan los parámetros del modelo hidráulico, para que coincidan sensiblemente las manchas de inundación en la realidad y en la simulación.

Los resultados del modelo hidráulico permiten analizar la forma en la que se produce la inundación, determinar los puntos de desbordamiento, indican los puntos de las defensas que sufren mayor tensión y muestran el recorrido de las aguas una vez desbordadas, entre otros factores.

Una vez evaluado el resultado de estas avenidas para la situación actual, se estudian distintas alternativas de actuación, de forma individual y combinada. Para ello se modifica el modelo digital del terreno incorporando la actuación deseada y se vuelve a reproducir la avenida de diseño. El programa informático determina las variaciones en altura de agua y velocidad de circulación entre la situación actual y la variante en análisis para cada punto del modelo. Analizando estos parámetros se determina si la actuación mejora la situación actual o no y, en base a ello, se sigue esa línea de trabajo o es necesario abrir nuevas vías de estudio.