Qué lejos parece que quedan aquellas mañanas de Selectividad (el nombre para los más románticos; ahora Evau y antes Pau) donde se quedaba con los compañeros, sin límite de aforo ni distancias, para vivir juntos los últimos minutos antes del primer examen. Qué lejos parecen también aquellos finales de Bachillerato donde, con todo aprobado (o no), ya se tenía en mente un viaje o una escapada a Salou para celebrar el fin de una etapa, el inicio de otra y la mayoría de edad. Qué lejos parece todo por culpa de la pandemia del covid, que en solo dos años ha cambiado hasta las tradiciones más arraigadas.

A pesar de todo, crisis sanitaria aparte, hay situaciones que la Selectividad lleva innata en su ADN: los nervios, el haber pasado una mala noche o el deseo de que te pregunten un autor concreto en Literatura y que el tema de desarrollo en Historia sea el que mejor te has preparado. Eso lo experimentaron este martes, por primera vez, un total de 6.641 estudiantes en Aragón, que dieron comienzo a tres días intensos de la Evau con un objetivo claro: aprobar para poder acceder a la universidad.

Mascarillas, gel hidroalcohólico, accesos escalonados a las aulas, nada de acompañantes, pelo recogido para quien lo tenga largo y distancia en las mesas. Tanta que para garantizar las medidas este año se han vuelto a habilitar 84 sedes diferentes para celebrar los exámenes. La primer jornada fue intensa con tres pruebas de fuego potentes: Historia de España, Lengua Extranjera y Lengua y Literatura.

A las 9.45 horas, Lucía y Paula esperaban el autobús en Vía Univérsitas, en Zaragoza, para acercarse hasta el campus San Francisco. Allí, en un aula de la Facultad de Ciencias, les esperaba su primera prueba. «Antes hemos quedado en Medicina con más compañeros», decía. Parece que hay costumbres que siguen. Cigarro en mano para aplacar los nervios y un montón de apuntes, hablaban rápido, se cantaban temas posibles que podrían caer en la prueba de Historia y pedían que «por favor» fuera fácil tras un año de esfuerzo. Ya en el bus se sientan juntas y no dejan de mover sus esquemas subrayados a fosforito. Se percibían sus nervios. Las jóvenes se bajaron en la parada de la Facultad de Trabajo Social, donde ya se agolpaban numerosos alumnos impacientes a sus puertas. Eran las 10.00 horas. Unos metros más allá, en la cafetería de esta facultad, se vivía una situación totalmente opuesta: la hora del café y del descanso de quienes ya son universitarios y este martes dejaban paso a los futuros.

Arranca la Evau en la Universidad de Zaragoza

Arranca la Evau en la Universidad de Zaragoza JAIME GALINDO

«Ha sido un curso extraño»

Ya en el interior del campus el ajetreo era latente. Eso sí, nada tenía que ver con los tiempos prepandemia: la afluencia de gente era menor. Aún así, grupos de estudiantes estaban con sus tutores, que les calmaban y daban los últimos consejos; mientras que en los bancos y jardines del estanque (otro clásico del campus zaragozano) se agolpaban otros muchos. Allí estaban Fernando Clavería, Paula Longás y Eduardo Quílez. «Nos vamos a jugar el futuro estos días. Espero que los nervios no me fallen, pero creo que lo llevo bastante bien preparado», decía Clavería. «Ha sido curso extraño, pero los profesores nos han ayudado mucho. Empezamos con semipresencialidad, después ya volvimos a clases y cogimos rutina», añadía. «Me gustaría hacer Enfermería. Lo he tenido claro siempre y espero que la nota me dé. Estoy confiada porque me he preparado bien la Evau», decía Longás.

A Quílez, por su parte, le gustaría cursar Medicina. «Lo tengo claro. Sé que la nota es exigente y si no puedo quedarme aquí, ya he mirado opciones fuera. Tengo buena base de Bachillerato y si hago buena Evau, tendré opciones», añadía el joven. En las escaleras de la antigua Facultad de Derecho esperaban Abel Trigo y Diego Garrido, ambos con su idea de futuro clara: su destino será alguna Ingeniería. «Estoy un poco nervioso, pero la verdad que lo que no me haya estudiado ya no creo que lo consiga en 20 minutos», señalaba Garrido entre risas.

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Comienzan las pruebas de la Evau ÁNGEL DE CASTRO

Contagiados por covid

La primera jornada de la Evau transcurrió en Aragón con normalidad y tan solo ocho estudiantes causaron baja en esta convocatoria: seis de ellos por contagio de covid o contacto estrecho de un positivo y otrosdos por causas ajenas al coronavirus. En este caso, estos alumnos harán sus exámenes en julio «con las mismas garantías» que quienes se están examinando estos días, según recalcó Ángela Alcalá, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad de Zaragoza. Es decir, en el caso de que estos aspirantes enfermos o contagiados suspendieran en julio, se hará una «excepción» con ellos para que «unos días después» puedan disponer también de una segunda convocatoria. «Su nota en julio será la misma que si se hubieran presentado en junio con el fin de que puedan optar a toda las carreras con garantías», dijo Alcalá.

Primer día: Clara Campoamor y el teatro de Valle Inclán

El examen que dio el pistoletazo de salida a la Evau en Aragón fue el de Historia de España. Entre las preguntas de esta prueba estuvo la clasificación en el contexto histórico de un discurso de Clara Campoamor, en 1931, en el Congreso de los Diputados. Además, en las preguntas de desarrollo se dieron cuatro opciones: la crisis del Antiguo Régimen, el Sexenio Democrático, la guerra civil y la dictadura franquista. Por la tarde fue el turno de Lengua Extranjera y Literatura. En este último caso, el teatro de Valle Inclán y la trayectoria de García Lorca fueron las cuestiones de desarrollo. Como curiosidad, en Extremadura se propuso analizar un fragmento del ensayo El infinito en un junco, de la aragonesa Irene Vallejo. 

El 95% de los alumnos que aprueban la Evau en Aragón optan por cursar alguna carrera en la Universidad de Zaragoza. «Si llegáramos al 97%, por mí mucho mejor», apuntó en tono amable el rector del campus público, José Antonio Mayoral, quien estuvo acompañado en este primer día por el consejero de Educación de la DGA, Felipe Faci. Sin duda, los grados de Ciencias de la Salud son los más demandados en la institución aragonesa. «Entre ellos, Medicina se lleva la palma. La pandemia ha hecho muy visual este trabajo y tiene mucho tirón, pero también hay interés por los programas conjuntos (dobles grados) de Matemáticas y Física o el de Matemáticas e Informática», detalló Alcalá. La suerte ya está echada para más de 6.600 jóvenes y la aspiración universitaria un paso más cerca.

Mayoral descarta mantener la descentralización tras la pandemia

Por segundo año consecutivo, la pandemia ha obligado a la descentralización de los exámenes en diferentes sedes para garantizar los aforos y las medidas de seguridad. El modelo, que ha funcionado bien, no se mantendrá cuando finalice la pandemia, según dijo Mayoral. "Somos una de las comunidades que más ha descentralizado desde siempre, pero mantener este modelo cuando acabe la crisis sanitaria es extremadamente costoso por organización y dinero", ha señalado el rector. "Habrá que mantener algunas sedes. Se ha dicho que Aragón es donde la Evau es más cara y es cierto, pero porque le evitamos a muchos alumnos que vengan a Zaragoza a examinarse desde siempre", explicó.