¿Qué destacaría de la situación actual en el sector de cuidados a las personas mayores?

La pandemia ha puesto en el foco a la persona mayor, ha sido terrible, pero al igual que ellos debemos extraer un aprendizaje de lo vivido desde un punto de vista positivo. Nuestro sector ha sufrido mucho, pero estoy convencida que por fin muchas de las peticiones que llevábamos años pidiendo serán escuchadas.

Es triste que haya tenido que pasar algo así para que la sociedad mire a la persona mayor, se dé cuenta de sus necesidades como ciudadanos de pleno derecho, se analice el envejecimiento poblacional al que nos dirigimos y, por primera vez en mucho tiempo, nos preocupemos del modo en el que se hará frente a esta realidad cambiante en un país, en una comunidad autónoma, en la que cada vez nuestra esperanza de vida es mayor.

¿Cómo se sienten tras todo lo vivido?

Nos sentimos muy orgullosos del trabajo que realizamos, de las vidas que hemos salvado y del acompañamiento que han sentido nuestros usuarios y sus familias, a pesar de que el modus operandi al que hemos tenido que someternos durante más de un año, porque la normativa así nos lo exigía por las medidas de prevención y seguridad frente al covid-19, no tuviera nada que ver con el funcionamiento habitual de nuestros servicios.

A lo largo de estos meses hemos podido poner en valor nuestro trabajo de cuidado a las personas mayores y cómo la colaboración público-privada en el sector de servicios sociales es imprescindible porque sin una financiación del sistema de dependencia muchas de las personas que necesitan nuestros servicios no pueden costeárselos.

¿Se han sentido juzgados?

Sí, se nos ha juzgado muy duramente tomando como ejemplo momentos en los que el servicio que ofrecíamos se parecía más a un hospital que a un hogar. Nuestros espacios de convivencia se convirtieron en espacios cerrados para evitar la propagación y salvar vidas. Ha sido muy duro para todos nosotros y nos dejará una profunda huella, pero debemos mirar al frente sin olvidar lo aprendido, pero sin miedo al futuro. 

Por fin podemos decir que nuestras residencias y nuestros centros de día son, en estos momentos, los lugares más seguros para nuestros usuarios porque hemos alcanzado la inmunidad de grupo. Gracias a la vacunación masiva de la población y a todos los medios que hemos implementado, ahora podemos mirar nuestro presente y futuro con optimismo. Solo falta un pasito más, que el resto de la sociedad esté vacunada y las personas mayores puedan volver a disfrutar de los suyos sin distancia y barreras.

¿Cómo ha ayudado Arade a sus asociados durante la crisis?

Hemos conseguido que la sociedad entendiera que no éramos culpables de nada, solo nos enfrentábamos a una enfermedad desconocida que atacaba al más vulnerable. Hemos realizado una importante labor de intermediación con el Gobierno de Aragón y ofrecido asesoramiento e información muy necesaria para que nuestros asociados pudieran gestionar dicha crisis. Nuestro lema dice La unión nos hace más fuertes y nos ayuda a mejorar y en estos momentos nuestra asociación se ha convertido en imprescindible. Nuestros 92 centros asociados (entre ayuda a domicilio, teleasistencia, centros de día y residencias) han colaborado, se han volcado en ayudar al compañero, dicen que las desgracias unen y de esta situación hemos salido fortalecidos, logrando crear una gran familia llamada Arade. 

¿Quiénes conforman Arade?

Nuestro sector está formado por entidades públicas y privadas con diferentes formas jurídicas, unas son mercantiles, grandes, pequeñas y medianas empresas, otras fundaciones, cooperativas, tercer sector. Todas y cada una de ellas son necesarias y conforman los servicios sociales de nuestra tierra. Todas aportan riqueza, puestos de trabajo que se quedan en Aragón, asientan población y permiten que tengamos el nivel de calidad de servicio del que disponemos en nuestra comunidad. Animamos a todos los centros que trabajen con esa calidad a unirse a nosotros.

¿Cuáles son sus principales reivindicaciones como sector?

Tenemos la obligación de mejorar nuestro modelo de atención, llevamos años solicitándolo, mucho antes de la pandemia. La persona debe estar en el centro con su experiencia de vida y ofrecerle lo que necesita mirando no sus limitaciones, sino hasta dónde puede llegar preservando su autonomía personal. Es vital un cambio social, un cambio del discurso político en el que todos nos demos cuenta de las necesidades, de que no podemos seguir mirando hacia otro lado mientras las personas que nos han precedido y han configurado nuestro estado de bienestar se quedan atrás. 

Necesitamos financiación porque nuestras entidades, la gran mayoría pymes aragonesas, ya no pueden ajustarse más para dar un servicio digno, peligra su sostenimiento. Represento a grandes profesionales que llevan toda una vida cuidando y que desean esa mejora, pero no pueden hacerlo solos, necesitan una colaboración público-privada real con un presupuesto digno para la Ley de Dependencia. El empresario del sector está cansado, se le ha exigido mucho y lo que necesita es apoyo y el mismo respeto que en cualquier otro sector de actividad.