Dicen que en política dos años son un mundo para cualquier partido pero a la oposición del Ayuntamiento de Zaragoza también le está pasando factura la pandemia y la responsable decisión de arrimar el hombro en la búsqueda de acuerdos que ayuden a capear el covid. El último año y medio ha rebajado la intensidad de sus ataques a un equipo de Gobierno PP-Cs con el que eran más implacables al inicio del mandato, pero en las últimas semanas parece haberse desprendido de esa obligación de buscar consensos como el del Acuerdo por el Futuro de Zaragoza en el que no dudaron en sumarse a esa foto. Ahora que quedan dos años para la próxima contienda electoral apuntan a endurecer sus críticas hacia la coalición pero tendrán que hacerlo en un periodo que para ellos mismos también es decisivo a la hora de definir futuros liderazgos.

La realidad para los tres, PSOE, Zaragoza en Común y Podemos, es que deberán dirimir sus futuros candidatos en esos mismos dos años en los que apretar al alcalde Jorge Azcón. Ninguno de los actuales tiene garantía alguna de que lo serán: ni la socialista Lola Ranera, que cogió el relevo a Pilar Alegría tras su marcha como delegada del Gobierno en Aragón, ni el exalcalde Pedro Santisteve en ZeC, que parece haber cedido todo el protagonismo a Alberto Cubero, ni Fernando Rivarés, que es la cara visible de una formación morada en proceso de renovación y ya sin la compañía de Equo.

En el caso del PSOE, quizá el congreso regional de otoño empiece a vislumbrar el futuro de un grupo municipal que lleva semanas apretando el acelerador contra la gestión de Azcón. Se acabaron las contemplaciones, aseguran, cansados de haberle tendido la mano para ayudar con la pandemia y de que la respuesta encontrada haya sido prescindir de ellos para las decisiones importantes. La exigencia de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), rescatar una línea de alta capacidad este-oeste, finalizar la orla este, judicializar la decisión de apoyar con becas solo a la concertada y, en breve, el futuro del cuartel de Pontoneros inician esos dos años que quedan tras el paso de ecuador de su mandato.

Por parte de ZeC y Podemos, son muchas las incógnitas que se ciernen sobre esos futuros liderazgos. Para empezar si van a reconsiderar la idea de ir juntos en una sola confluencia, si esta acabará cobijando a más formaciones de izquierda, si el Más Madrid o Más País que tan buenos resultados está cosechando acabará teniendo una especie de Más Zaragoza que les aglutine o les haga competencia. O si pelearán por subsistir con las mismas caras u otras nuevas.

En estos dos años también deben seguir peleando contra esa losa que supone haber gobernado antes y ser partícipes de una gestión que en 2019 recibió un sonoro varapalo en las urnas. Sus líneas argumentales se parecen mucho, las de ZeC y Podemos, aunque el espacio en la izquierda deja margen de maniobra y las cuitas del pasado con el PSOE suenan ya a agua pasada. Quizá no tanto las suyas propias. Y entre esas críticas que les une, destaca el trato desigual que el equipo de Gobierno y Azcón da a los distritos de la ciudad en comparación con el centro, gran beneficiario de sus políticas. Es, sin duda, la que más cala en el ciudadano.