Las obras principales del embalse de Mularroya podrían estar terminadas antes de que haya una sentencia firme sobre el proyecto tras la presentación de los recursos que el Gobierno central, los regantes del Jalón y la UTE Mularroya (Acciona Sacyr) elevaron contra el fallo de la Audiencia Nacional que anulaba la construcción de la presa por incumplir la normativa marco del agua, de rango europeo.

En la actualidad está terminado al 83,7%, si se exceptúa el azud en Embid de la Ribera, y con una inversión ya realizada de 157,4 millones sobre un total de 188, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

El desajuste entre la resolución judicial definitiva y la terminación de los trabajos se debe a varios factores. Entre ellos, muy especialmente, a que el Supremo tarda una media de seis meses a un año en admitir a trámite los recursos y a que la tramitación posterior, hasta la terminación del pleito, hace que el proceso se pueda alargar en total tres años.

Y ello pese a que las medidas para agilizar el funcionamiento del Alto Tribunal han conseguido reducir el tiempo de espera para la admisión de los recursos al establecer criterios más exigentes para su presentación.

Sentencia contraria

La sentencia de la Audiencia Nacional que se encuentra recurrida supuso un duro golpe al proyecto, que a día de hoy está anulado. Ello no impide que las obras prosigan a un ritmo rápido, dado que el plazo vigente para la ejecución plena no termina hasta enero del 2023.

Obras en la boca del túnel situada junto a la cola del embalse. ANDREEA VORNICU

Por el momento ya se ha terminado de construir el cuerpo de la presa, que mide 82,5 metros y está hecho de materiales sueltos colocados en varias capas, con un núcleo impermeable. La parte interior está dispuesta como una escollera escalonada para evitar el oleaje una vez lleno el vaso. Además, se han levantado dos diques laterales para evitar fugas.

La coronación de la presa, situada a casi 500 metros sobre el nivel del mar, está igualmente acabada, con sus correspondientes barandillas, jardineras, arquetas, farolas, canalizaciones, drenajes y el adoquinado. Asimismo se han instalado sistemas de auscultación que permiten saber si hay problemas de asentamiento y filtraciones.

Otro elemento importante, el aliviadero, junto con el correspondiente paso superior, ya está terminado, así como el cuenco de amortiguación, una hondonada protegida por grandes losas de piedra que tiene como función frenar la fuerza del agua que sale por el aliviadero antes de que se incorpore al cauce del Grío, aguas abajo de la presa.

También se han acabado la torre de toma, las conducciones de toma y los desagües del fondo del vaso. La torre ya es accesible por una pasarela que la comunica con la coronación de la presa, colocada en una complicada maniobra con ayuda de una grúa. Asimismo, se ha taponado el desvío del río y se ha concluido la casa donde se ubica el centro de control.

Túnel en marcha

La habilitación del espacio para el vaso del embalse supuso la modificación de la red de carreteras en ese punto. Se vieron afectadas la A-2302, que sube a Tobed por Santa Cruz de Grío, y la Nacional II, que aunque no canalizaba el tráfico principal de la ruta Madrid-Barcelona desde 1991 sí servía de enlace con pueblos de la cara norte del Sistema Ibérico.

Estas vías han sido sustituidas por otras de trazado moderno que incluyen un viaducto de 236 metros de longitud que salva a gran altura la cola del embalse. Solo falta por hacer el entronque con la carretera N-II, hace años cortada al sur de La Almunia. 

Esos avances sustanciales, realizados a partir de 2008, año de comienzo de las obras, permiten que ahora el grueso de los trabajos se centre en la perforación del túnel de derivación que debe trasvasar el agua desde el río Jalón, captada en el pueblo de Embid de la Ribera, hasta el extremo sur del embalse.

«El trasvase es imprescindible, pues el agua del río Grío solo supondría el 20% de la necesaria para llenar el embalse», explica un técnico de la UTE Mularroya (Acciona-Sacyr) que ejecuta la gran obra hidráulica, integrada en el Pacto del Agua. El 80% restante tendrá que provenir del Jalón.

Un andador adoquinado recorre la coronación de presa de Mularroya. ANDREEA VORNICU

El proceso de horadación, realizado en sentido norte-sur, es decir contracorriente, avanza deprisa, a razón de 50 a 60 metros diarios, según algunas fuentes. Un centenar de trabajadores se aplican en esta tarea, a los que hay que sumar otros 35 miembros del personal técnico. El objetivo es ir montando la tubería por la que discurrirá el agua (siempre y cuando la justicia acabe pronunciándose a favor del proyecto).

A mediados de este mes de junio el tramo de túnel ya perforado mide 3,4 kilómetros, lo que supone una cuarta parte de la longitud total, de 12,6 kilómetros.

«A medida que la perforación progresa se van instalando las dovelas de hormigón que forman los anillos de la tubería y se necesitan seis de cada una de estas piezas para completar cada uno de los anillos», precisa el miembro de la UTE Mularroya.

En total se necesitarán en torno a 66.000 dovelas para culminar la galería, que pasa por el subsuelo de los términos de Morata de Jalón, El Frasno, Paracuellos de la Ribera y Calatayud, donde se halla Embid de la Ribera, que es una pedanía de la ciudad bilbilitana. En uno o dos puntos, la tubería emerge a la superficie o cerca de ella.

Al ritmo actual, se calcula, esta infraestructura podría estar terminada en noviembre del año 2022. Por eso el trajín es incesante. Llegan trailers cargados de dovelas que se descargan rápidamente en una explanada de almacenaje al aire libre. Dos trenes mineros, para personal y material, hacen continuos viajes al interior del túnel, del que salen deshechos sin parar por una cinta transportadora. Parece una carrera contrarreloj. Contra el reloj que marcan los plazos judiciales.