Con buen criterio, el sello Tusquets continúa reeditando en su centenario a Leonardo Sciascia, gracias a lo cual torna a nuestras manos A cada cual, lo suyo, una de las primeras novelas del escritor siciliano, publicada originalmente en 1966.

A Sciascia, a quien muchos consideran padre de la novela negra italiana, del giallo como la llaman allí, podríamos relacionarle en España con Francisco García Pavón, a su vez padre de la novela policíaca española.

Literariamente hablando, Pavón es superior a Sciacia (pero, por desgracia, más olvidado, en nuestro propio país, que él). Sin embargo, el compromiso político del autor siciliano, posicionándose siempre en una izquierda crítica e independiente y, desde el primer momento, en la lucha valiente y cerrada contra los abusos de la Mafia le ha ayudado bastante más que a nuestro políticamente neutro García Pavón a superar la barrera del tiempo.

El caso, en cualquier caso, es que podemos seguir disfrutando de los peculiares casos criminales de Sciascia, tan característicos suyos por sus hechuras y soluciones como impecablemente ambientados en una Sicilia que el novelista conocía en sus raíces profundas.

A cada cual, lo suyo, la novelita criminal con gusto a limón y sangre que vuelvo placenteramente a paladear plantea el misterioso asesinato de un farmacéutico rural (siciliano, naturalmente) que había sido previamente amenazado mediante un críptico anónimo compuesto con palabras recortadas del diario católico y conservador L’Osservatore Romano.

Como en tantas otras tramas de Sciascia, la resolución del asesinato no se fiará a los progresivos avances, pista a pista, sospechoso a sospechoso, de una investigación tradicional, oficial, policial, judicial, sino que basculará de adelante atrás entre los rumores e infundios, recuerdos y sospechas, genealogías y calumnias de los habitantes de ese pueblo quemado bajo el sol, para acabar radicándose muy al fondo de la naturaleza de sus personajes, tan profundamente como llegaban a descender por el humus de la naturaleza humana aquellas mismas raíces de la tierra siciliana que tanto tenía en cuenta a Sciascia al ponerse a escribir acerca de su tierra natal.

Realismo social, negrocriminal… ¿qué más dará? Buena y comprometida literatura.