Desde que uno es pequeño siempre se reciben consejos sobre una alimentación saludable. Desde el colegio hasta la formación que cada uno recibe en casa de sus padres. La pandemia y el confinamiento han podido cambiar los hábitos de consumo de los aragoneses, como comer más entre horas porque no había otra cosa que hacer en el encierro domiciliario. Pero la alimentación continúa siendo una cuestión de prioridades. La dieta tiene que incluir carnes, pescados, frutas y verduras, y la costumbre de comprar esos productos no se ha perdido ni con el maldito virus de por medio.

El Mercado Central de Zaragoza presentaba esta semana su aspecto habitual, el de los pasillos ajetreados, los zaragozanos con sus bolsas y carros de la compra y los puestos sirviendo a destajo a sus clientes. Fruterías, carnicerías y pescaderías eran los que mejor aspecto presentaban, porque sus productos continúan siendo fundamentales en la alimentación de los zaragozanos. «Hasta el mes de mayo se ha consumido más pescado en casa porque las libertades eran las que eran. Se consumía lo tradicional pero el fin de semana se consumía como más capricho, tipo marisco. El pescado no tengo la menor duda de que cada día tiene más gente adepta, que consumen más pescado», expresaba José Luis López, dueño del puesto Pescados y Mariscos José Luis.

El hecho de no poder viajar fuera de Zaragoza también influyó en que la venta de alimentos aumentase, en concreto, la comercialización en este recinto mercantil de la capital aragonesa. «Se ha notado que la gente como no se podía viajar, ha venido a comprar. Estos dos meses ya se nota más flojo porque la gente se marcha a los apartamentos o los pueblos, pero la carne se ha seguido comprando, están muy contentos con nosotros», indicaba José María Jiménez, responsable de la carnicería Gubón. En su caso particular, los embutidos --de elaboración propia-- han sido los alimentos que más han consumido los aragoneses.

Más de lo mismo ha ocurrido este año con las frutas y las verduras. Quizás no al mismo nivel que antes de la pandemia, reconocía Luis Gracia, del puesto frutas y verduras Luis y Toñi del mercado zaragozano, pero aseguraba que se han estado consumiendo con bastante asiduidad. «Son artículos de primera necesidad y se gastan», confirmaba este comerciante minorista. Sobre los gustos de la gente o el producto que más se consume, Gracia afirmaba que depende de la temporada. «En invierno la naranja y la mandarina, y ahora en verano el melocotón, la cereza, la fresa…», asegurando, por otro lado, que ha notado cierto cambio en los hábitos de los consumidores. «Creo que la gente tiende a comer más sano ahora, a entrar más en el tema de frutas para postres, dejando atrás los elaborados. Ha sido un cambio positivo», enfatizaba.

Así lo creía también Idoya Gadea, dueña de una tienda de frutos secos. «Los frutos secos naturales son los que más han consumido, ahora desean uno seco y sin sal. La gente desea alimentarse cada día mejor, tomar alimentos de buena calidad». En este contexto de buena alimentación, Gloria, mientras realizaba sus comprar en el mercado, decía que para ella la pandemia no había influido porque seguía con su régimen, comiendo carne blanca.

Iván, un joven zaragozano, confirmaba que en su casa no se compraba «más allá de lo que necesitamos para pasar las semanas», aunque de vez en cuando, sí que aprovechaba para comprar «alguna cosa más especial». Jorge Morales, por su parte, señalaba que sí había consumido más alimentos este último año. Y que, a pesar de que la comida solía ser «variada», creía que alguna novedad se había producido en general. «Quizás el alcohol es una de las cosas que más hemos incluido en casa que antes no estaba», aseveraba mientras esperaba su turno en la carnicería.