Los accidentes en los que se ven implicadas motocicletas han experimentado un incremento notable en los últimos meses, un fenómeno que se atribuye a varios factores, entre ellos a un aumento de usuarios de este tipo de vehículos, el incumplimiento de las normas de seguridad vial, las distracciones y, muy especialmente, el deficiente estado de conservación de la red secundaria de carreteras.

Se trata de una circunstancia que se da en todo el territorio nacional y que también ocurre en Aragón, donde en lo que va de año han muerto tres usuarios de motocicleta. Uno de ellos se salió de la vía y chocó con un talud el pasado 27 de marzo cerca de Albalate del Arzobispo, en la carretera A-223.

El segundo se produjo el 31 de mayo, en la N-II entre Ateca y Terrer, cuando los dos ocupantes de una moto se despeñaron por un desnivel y uno de ellos resultó muerto. La moto quedó caída en la calzada.

El tercero, finalmente, se registró el pasado domingo cerca del pueblo de Calomarde, en la sierra de Albarracín, y fue otra salida de la calzada. En este caso, también circulaban varios aficionados a las motos, que por lo general, cuando se desplazan por motivos de ocio suelen preferir carreteras de segundo orden.

«Independientemente del grado de pericia de los motociclistas o de su mayor o menor experiencia, lo cierto es que en las vías secundarias se observa una degradación del asfalto y una falta clara de mantenimiento», advierte un experto en temas de seguridad vial que pide no facilitar su identidad.

«No es difícil, circulando por las carreteras de Aragón, encontrar carreteras de segundo orden con grietas e incluso agujeros en la calzada y con tramos donde hay gravilla suelta, que es peligrosísima para la estabilidad de estos vehículos de dos ruedas», añade.

Gravilla y barro

«Hay que tener que los motoristas son unos usuarios vulnerables, al igual que los ciclistas, y que a menudo los automovilistas no observan las normas de respeto hacia las motos», dice el mismo experto. Por ello habría que incidir en la formación.

Muchas veces, como forma de ocio, los motoristas toman las vías secundarias en busca de curvas y para disfrutar más conduciendo, y es ahí donde se encuentran los problemas.

Félix Ángel López, aficionado a las motocicletas que estuvo varios años de responsables de seguridad vial en la Plataforma Motera, resalta asimismo «el poco respeto de los automovilistas» como una de las posibles causas del incremento de los siniestros.

Aparte de eso, señala, los motoristas se enfrentan a problemas de mantenimiento en forma de presencia de «suciedad en la calzada», bien sea la grava suelta o la tierra que la maquinaria agrícola deja en la calzada al incorporarse al asfalto desde un camino lateral.

Por ello la vulnerabilidad de los motoristas hace que se deba incrementar la inversión en el mantenimiento y mejora de las carreteras, en especial las de la red secundaria, autonómica y provincial.

 Déficit de formación

Por otro lado, Félix Ángel López hace referencia a la necesidad de mejorar la formación de los usuarios de la carretera, que «el periodo de aprendizaje no prepare solo para superar el examen, sino que conciencie sobre las normas más elementales de prudencia».

El profesor Juan José Alba, responsable del Grupo de Nuevas Tecnologías en Vehículos y Seguridad Vial, considera que, al igual que ocurre con el resto de conductores, puede haber un déficit de formación en los usuarios de motocicletas.

Y, por otro lado, asegura que, pese a décadas de insistencia en que los guardarraíles de las carreteras y autovías deberían estar protegidos para que los motoristas no sufrieran amputaciones, graves lesiones e incluso la muerte en caso de colisión, estos elementos esenciales de la seguridad vial todavía no cumplen la normativa.

«Sigue siendo una medida que todavía no se aplica sistemáticamente, con el riesgo que ello supone para los usuarios de los vehículos de dos ruedas», afirma Alba.

Frente a estos problemas, los colectivos de motoristas abogan por la colocación sistemática de guardarraíles con protector y la reforma de todos los existentes, y no solo de los que se encuentran en las curvas más difíciles y cerradas, como ocurre en la actualidad.

Otra medida, aducen, sería realizar campañas de seguridad vial dirigidas a los conductores de turismos, furgonetas y camiones en las que se les informe de la necesidad de guardar la distancia de seguridad respecto de las moto, al adelantar y al circular detrás de las mismas.