La red de autobuses urbanos y del tranvía de Zaragoza se adaptará a la demanda de viajeros de los meses de verano a partir del próximo día 1 de julio. A pesar de que se trata de una medida habitual, la implantación se irá adaptando en función de los datos de ocupación de los años anteriores. En todo caso, este año la reducción del servicio estará muy por debajo de los usos reales previstos. Si habitualmente la disminución real de usos por el período vacacional oscila entre un 20 y un 40%, este año hay que sumar el 30% de bajada que arrastra el transporte a consecuencia de la crisis sanitaria. Es decir: el número real de viajeros previstos será de entre un 50 y un 70% entre julio y agosto, mientras que el servicio sólo se modifica entre un 12 y un 20% en función de los tramos horarios.

El déficit económico del transporte público de Zaragoza provocado por la pandemia ha sido de unos 23 millones de euros en 2020 y se calcula que alcanzará los 16 millones este año. A pesar de estas cifras de usos y el déficit económico, el servicio se ha seguido prestando con normalidad todos estos meses y el criterio se mantendrá igual este verano. De esta forma, hay 13 líneas (28, 30, 43, 50, 51, 54, 55, 56, 57, 58, 59, C1 y C4) que mantendrán la misma frecuencia y, en consecuencia, el mismo número de vehículos disponibles que en el horario actual o más conocido como “de invierno”. Sin embargo, el resto tendrá, durante los meses de julio y agosto, variaciones en la frecuencia de paso que, en las líneas más significativas (22, 23, 24, 29, 31, 32, 33 ó 35) podrían oscilar, en función del tramo horario y de las líneas, entre los 2 y los 4 minutos.

En las dos primeras semanas de julio, la línea 44 seguirá llegando hasta el Campus Río Ebro, en el Actur, mientras que la 38 mantendrá su terminal en la Residencia Pignatelli.

El tranvía, en la línea de años anteriores

Por su parte, el Tranvía de Zaragoza también ajusta sus frecuencias a la demanda de verano. El servicio se verá asimismo modificado de manera similar a la de años anteriores, con horarios diferenciados progresivamente para julio y agosto. A partir de la primera semana de septiembre se regresará a las frecuencias habituales del resto del invierno. En agosto, los días laborables cuentan con unos intervalos de paso algo superiores, ajustándose a la menor demanda por parte de los usuarios. Para estos meses estivales, los intervalos de paso de los domingos y festivos permanecen parecidos al resto del año.