En tiempos tan complicados como los que se están viviendo con la pandemia del coronavirus, adquiere más valor si cabe que haya asociaciones como Apascide Aragón que celebren 25 años de actividad "luchando por los derechos de las personas con sordoceguera". Un aniversario muy especial para esta entidad que persigue ese "escudo social que el Gobierno de España debe garantizar", que no es otro que el “pleno derecho humano a la salud” de las personas con discapacidad “sin excepciones”. A lo largo de su trayectoria, viene reivindicando que los poderes públicos deben cuidar y proteger a los colectivos más vulnerables, como las personas sordociegas, garantizando su protección de la salud y su derecho a una atención socioeducativa adecuada. Y este domingo, que se celebra el Día Internacional de la Sordoceguera, su labor adquiere más relevancia en la opinión pública.

"Durante todo este año, con la situación excepcional por la que hemos atravesado y debido a las necesidades específicas de esta discapacidad, desde Apascide Aragón nos hemos adaptado y, no con pocas dificultades, realizando nuestro servicio de atención y mediación comunicativa para garantizar que nuestro colectivo tuviera todos los apoyos necesarios en estos momentos de dificultad y así prevenir la dependencia y aislamiento en los que se encuentran, potenciar su comunicación y favorecer sus potencialidades, reduciendo así sus límites", explicaba la entidad a través de un comunicado. Para ellos "ha supuesto un gran esfuerzo económico para la entidad puesto que atravesamos tiempos difíciles en la financiación de la atención a nuestro colectivo, agravándose la circunstancia por la falta de recursos tecnológicos necesarios para prestar nuestro servicio de teleasistencia, a los que hemos tenido que hacer frente sin ningún apoyo".

Con motivo de Día Internacional de la Sordoceguera, remarcan, "se hace imprescindible reivindicar varios aspectos" que ellos destacan en tres apartados distintos. El primero, "que los poderes públicos garanticen que las personas con sordoceguera tengan los recursos necesarios para que puedan comunicarse, recibir información del entorno y sean atendidas todas las necesidades específicas de su vida diaria". "No hay que olvidarse que las personas con sordoceguera necesitan del acompañamiento de sus mediadores comunicativos, son sus personas cercanas de referencia, las que les brindan información y el nexo entre la persona con sordoceguera y su entorno", apostillan. En este sentido, recuerdan que "el mediador comunicativo no solo acompaña a las personas sordociegas, también a la familia y a la comunidad". "Desde aquí, vemos importante, resaltar que no hay una formación específica en el ámbito de la sordoceguera, lo que hace que nuestro colectivo sea un gran desconocido en áreas donde no debería serlo", añaden.

El segundo aspecto importante es que "todavía no se ha creado un censo estatal de personas con sordoceguera". Esta "es una discapacidad con entidad propia que resulta de la combinación de dos discapacidades sensoriales, la visual y la auditiva, que genera, en las personas que la tienen, necesidades específicas de comunicación". Con ese censo consideran que "se favorecería un trabajo en red con las instituciones públicas y la intervención que, desde las asociaciones, como Apascide Aragón, desarrollamos desde hace 25 años, permitiéndonos saber cuantitativamente qué realidad concreta encontramos en un territorio determinado".

Por último, reclaman "el compromiso real de las Instituciones en la financiación de la atención" al colectivo con el que trabajan. "Si no hay un compromiso real de las instituciones que se manifieste en una inversión económica fluida y sostenible, no en ayudas puntuales o aleatorias, el futuro de las personas con discapacidad en general, y el de las sordociegas en particular, corre un grave peligro. Por lo tanto, es el momento de que las instituciones se posicionen con una postura proactiva, conozcan la realidad de las personas con sordoceguera y cubran todas sus necesidades para aportar calidad a sus vidas", argumentan desde la entidad, que remarcan, además, que "nunca ha sido fácil sacar adelante una asociación sin ánimo de lucro" y que, en su caso, "cuenta como única forma de ingresos las aportaciones particulares de socios anónimos y las subvenciones públicas y privadas a las que podemos llegar a acceder".

Para ellos, "el miedo a no poder cubrir los gastos toma una gran importancia, no solo por el hecho en sí de tener dificultades en cubrir los sueldos de los mediadores que les acompañan en su proceso vital, sino por lo que esto conlleva, el riesgo de no poder ofrecer el servicio a las personas con sordoceguera y sus familiares. Se hace necesario reivindicar el derecho de nuestros usuarios a tener una vida completa, autónoma y digna y esto pasa, indiscutiblemente, por una mayor aportación económica de los poderes públicos autonómicos y estatales y, por la creación de recursos adecuados que necesitan para una atención integral en todas las etapas de su vida, como una residencia o centro ocupacional, donde sean atendidos por profesionales especializados en tratar sus déficits sensoriales y sus barreras comunicativas".

Por eso agradecen las aportaciones de todas las personas, entidades y empresas que colaboran con ellos, "a través de sus donaciones nos ayudan a cambiar y mejorar la vida de las personas con sordoceguera, nada de lo que hacemos sería posible sin su apoyo".