Los militares que han estado realizando labores de rastreo de casos de covid y de sus contactos en Aragón terminan este lunes su trabajo con más de 300.000 llamadas a lo largo de los últimos ocho meses. La mejora de la situación epidemiológica en la comunidad permite poner fin a su trabajo de colaboración, que han ejercido hasta 250 miembros de las Fuerzas Armadas durante 270 días consecutivos.

"Cuando los aragoneses recibían su llamada era como un halo de luz, porque les decía que no tenían covid. Sin embargo, en algún momento también tenían que trasladar casos positivos y cuarentenas. Poder prescindir de esta colaboración es un paso positivo porque es fruto de una mejoría", ha dicho la delegada del Gobierno en Aragón, Pilar Alegría, durante una visita este lunes al equipo que ultimaba su trabajo en el hospital Militar de Zaragoza. Ha estado acompañada por la consejera de Sanidad, Sira Repollés.

Las unidades implicadas en esta operación han pertenecido a la Brigada Aragón I, al Regimiento de Caballería España 11 y a la Base Aérea de Zaragoza, siendo coordinados por el Cuartel General de la División Castillejos (Huesca).

Por su parte, Repollés ha apuntado que la labor de rastreo de los militares "ha hecho posible hacer frente a las situaciones en los peores momentos de la pandemia", ha señalado. "Su trabajo ha permitido gestionar los casos y la comunicación de resultados entre los mutualistas, así como en últimas fechas los resultados negativos y cuarentenas. Ha sido una colaboración insustituible", ha destacado Repollés.

Mientras tanto, el rastreo continúa en los centros de salud, aunque conforme baja la curva de contagios se van reduciendo los efectivos. "Se produjeron unas contrataciones, que ya han terminado. Pero algunas tenían contrato con otro tipo de actividad y la modificación para hacer rastreo. Ahora están volviendo a sus ocupaciones habituales y colaborando en la vacunación", ha apuntado Repollés.

Un fin de semana "tranquilo" tras la retirada de la mascarilla

Por otro lado, el primer fin de semana sin el uso obligatorio de la mascarilla en el exterior ha sido "tranquilo", según Alegría. "No ha habido que alarmarse por una situación de actitudes insolidarias o en las que tuviéramos que actuar", ha añadido. "Vivimos un momento de mejora clara, pero esta situación no nos debe llevar a abandonar la prudencia. Sigue siendo necesario extremar las medida hasta que todos estemos vacunados", ha insistido Alegría.

Repollés, por su parte, considera que la gente "todavía es algo reticente" a liberarse de la mascarilla, tal y como se ha visto esto días. "Creo que lo hemos incorporado a nuestro estatus. Los comportamientos han sido muy cívicos y muy cuidadosos. Es cierto que ha habido más gente con mascarilla en espacios abiertos, a pesar de poder quitársela, que sin ella. No ha habido incidentes reseñables y todo esto forma parte de un periodo de precaución", ha recalcado.