Los investigadores bioquímicos Nunilo Cremades y Pablo Gracia, del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos(BIFI) de la Universidad de Zaragoza, han identificado junto a expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona una molécula humana que bloquea las formas tóxicas de la proteína que desencadenan la enfermedad de Parkinson.

Este hallazgo, que publica la revista Nature Communications, puede ayudar a desarrollar nuevas estrategias terapéuticas y de diagnóstico para la enfermedad de Parkinson. El equipo científico ha descubierto, en concreto, un péptido humano presente en el cerebro que bloquea los agregados de alfa-sinucleína implicados en la enfermedad de Parkinson y evita su neurotoxicidad. Además, el estudio sugiere que puede ser un mecanismo natural del organismo para combatir dicha agregación.

Además de representar una potencial vía terapéutica para la enfermedad de Parkinson y otras sinucleinopatías, las moléculas identificadas en el estudio son herramientas prometedoras para su diagnóstico, al discriminar entre las especies de alfa-sinucleína funcionales y las tóxicas.

En el estudio se han analizado computacionalmente más de 25.000 péptidos humanos y se han aplicado métodos de espectroscopia de molécula única e ingeniería de proteínas, así como realizado cultivos celulares in vitro utilizando oligómeros tóxicos.

"Hasta la fecha no existían moléculas capaces de identificar de manera selectiva y eficiente los agregados tóxicos de alfa-sinucleína; los péptidos que presentamos en este sentido son únicos y, por tanto, tienen un gran potencial como herramientas de diagnóstico y pronóstico", ha indicado la co-coordinadora del estudio, Nunilo Cremades, investigadora principal del grupo 'Malplegamiento y Agregación Amiloide de Proteínas', del grupo NEUROMOL del BIFIUnizar, y profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular.

Contexto científico

La muerte de las neuronas dopaminérgicas deteriora las capacidades motoras y cognitivas de las personas afectadas por la enfermedad de Parkinson. En la pérdida de estas neuronas está implicada la agregación de la proteína alfa-sinucleína: estudios recientes indican que losoligómeros, los agregados iniciales de esta proteína, son las verdaderas formas patogénicas de la alfa-sinucleína y los responsables de la propagación de la enfermedad en el cerebro.

Por ello, una de las aproximaciones más prometedoras para luchar contra esta enfermedad consiste en neutralizar estos oligómeros y así enlentecer su progresión. Pero el hecho de que estos agregados no presenten una estructura definida y que su naturaleza sea transitoria dificulta extremadamente la identificación de moléculas que se unan a ellos con una potencia suficiente como para explorar su aplicación clínica.

Nunilo Cremades: "Los péptidos que presentamos en este sentido son únicos y, por tanto, tienen un gran potencial como herramientas de diagnóstico y pronóstico".

La colaboración científica entre investigadores del Instituto de Biotecnología y de Biomedicina (IBB) de la UAB y el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de Unizar ha identificado ahora un péptido endógeno humano que se une fuerte y específicamente a los oligómeros de alfa-sinucleína, evitando su agregación y bloqueando su neurotoxicidad, dos procesos íntimamente ligados al declive neurodegenerativo que ocurre en el Parkinson.

La identificación y estudio del péptido, llamado LL-37, se ha publicado en Nature Communications. "LL-37 se encuentra de manera natural en nuestro organismo, tanto en el cerebro como en el intestino, órganos donde tiene lugar la agregación de alfa-sinucleína en la enfermedad de Parkinson. Esto sugiere que la actividad de LL-37 puede responder a un mecanismo desarrollado por el propio organismo para luchar de manera natural contra la enfermedad", han añadido.

Impulsados por esta idea, los investigadores quieren estudiar ahora cómo se podría regular su expresión y si esta estrategia podría convertirse en una terapia segura con potencial para incidir en el curso de la enfermedad. "Existe la posibilidad de que una terapia para el Parkinson se encuentre ya en nuestro interior y sólo debamos activarla de la manera adecuada", ha apuntado Salvador Ventura, investigador del IBB y coordinador del estudio.