La pandemia ha cambiado por completo la forma en que los jóvenes disfrutan de su tiempo libre y, muy especialmente, de ese ocio nocturno que ha permanecido en 'stand by' y que fue reactivado hace unas pocas semanas. Aunque hay aspectos que no cambian. Los viajes de fin de curso, y Salou como destino turístico por excelencia, es uno de ellos, pese a los rebrotes en fiestas de este tipo que están copando todos los titulares en los últimos días. Ayer comenzaba la fase extraordinaria de la Evau (5-7 de julio) y entre este nutrido grupo de alumnos los hay que ya han vuelto de ese viaje, otros marcharán dentro de poco y algunos son más comedidos y solo evitarán desplazarse a estos emplazamientos

Víctor Bonal, Jorge Porquet y Nicolás Cañas han terminado el primer examen (Historia de España) prácticamente a la vez. Con rostro de cansancio, ya vislumbran la tan ansiada libertad a estas alturas del curso. Una libertad que llegará antes que en curso anteriores tras adelantarse la fase extraordinaria de la Evau al mes de julio. Los tres han optado por disfrutar de sus vacaciones en Peñíscola: «Buscábamos más tranquilidad a raíz de estos rebrotes que han surgido en Salou», comentan los tres con unanimidad. Después de un año y medio de pandemia, ven «normal» que los jóvenes se hayan decantado por esos sitios aunque coinciden en que «se ha dado más libertad de la que se debería».

Adrián Lacruz, a diferencia de los anteriores, apuesta por Salou, pero esperará «hasta agosto por la incertidumbre de los últimos días». Lacruz es crítico con las autoridades: «Deberían tomar medidas específicas para la gente que llega a ciertos destinos turísticos, porque ya sabemos todos a lo que se va allí. No nos engañemos».

Quien no esperará hasta agosto es María Izco, que viajará a Salou una vez finalicen sus exámenes. Con la aparición de nuevos brotes, tiene «miedo» y además no entiende la eliminación de la mascarilla al aire libre: «Quizá ha sido algo precipitado».

Algunos de ellos ya aprovecharon la primera convocatoria de la Evau para viajar a Salou. «Estuve allí cuando acabé los primeros exámenes, antes de que se diera este repunte de casos», comenta Álvaro Cuartero, uno de los primeros en abandonar las aulas de la Facultad de Ciencias. «Soy joven y me gusta la fiesta pero no entiendo que se hayan habilitado las pistas de baile», comenta acerca de los esos días en que estuvo en tierras catalanas. En cuanto a su estancia allí, no llega a comprender «la pasividad de la policía ante las aglomeraciones que se daban en la playa cuando cerraban las discotecas». «Sí que es cierto que a los dos o tres días de estar allí, se acercaban a vaciarte las botellas de alcohol, y alguna vez multaban, pero poco más», continúa Cuartero. Sin embargo, ahora no repetirá destino y marchará de Interrail por Europa en el mes de agosto.

Enrique Lamana es otro de los que ya ha vuelto de Salou. Para los próximos días. no tiene «nada preparado». «Veo normal que la gente se haya ido de fiesta, aunque sí que es cierto que no somos conscientes de lo que está pasando», sostiene Lamana. Al igual que Álvaro Cuartero, también se sorprendió de esas aglomeraciones que se producían en la playa.

Responsabilidad ante todo

Otro que no lleva idea de viajar a Salou es Florian, quien se ha decantado por Ibiza. Él es crítico con la actitud que han adoptado muchos jóvenes: «Se ha sido muy impaciente porque la vacunación para nuestro grupo de edad va a llegar muy pronto». Pese a todo, Florian es optimista: «No hay que perder la esperanza, todavía queda mucho verano».

Salou, Ibiza, Peñíscola, o marchar al extranjero. La oferta es variada para los jóvenes y las ganas que tienen de desconectar de este curso tan atípico es evidente. Todos ellos coinciden en que ha sido un curso muy duro y defienden que la gente de su edad tenga ganas de salir de fiesta. Pero si en algo coinciden también es en el cumplimiento de las medidas sanitarias para evitar estos últimos rebrotes. Responsabilidad y sentido común