Con sentimiento amargo y emoción contenida, las fiestas de La Vaquilla, restringidas por la situación, pero con algún acto programados ha comenzado este sábado en Teruel. Las emociones no eran nuevas, ya las conocían los turolenses del año pasado, aunque este 2021 por lo menos pudieron poner el pañuelo al Torico. El honor recayó en la Peña El Agüelo, a modo de homenaje con las personas mayores, y fueron la presidenta y el vicepresidente, Carmen Navarro y Baldomero Castro, los encargados de subir hasta lo alto de la columna.

El acto arrancó pasados unos minutos de las 10.00 horas de la mañana y únicamente había unos sesenta invitados que pudieron sentarse en sillas. No faltaron sin embargo los curiosos que rodearon la plaza y que sentaron en las terrazas de los bares. Al ritmo del himno de la Vaquilla de Ángel, Navarro y Baldomero subieron en la grúa hasta el Torico para ponerle el pañuelo, en un momento en el que las lagrimas de los asistentes fueron inevitables. 

Clientes de una de las terrazas de la plaza del Torico, ataviados con la vestimenta habitual en las fiestas. DIEGO SAZ

“He sentido muchos nervios y mucha emoción. Una alegría muy grande que no sé ni cómo explicar”, ha dicho Navarro, que a sus 76 años es la primera vez que sube a lo alto de la columna que preside el Torico. Es la mujer más mayor que ha tenido la oportunidad de poner el pañuelo a la escultura de bronce más conocida de la capital turolense. Y, aunque ayudada por una grúa, no dudo en encaramarse en el borde de la cesta hasta que pudo besar al astado.

Castro no se atrevía a dar el paso, pero en cuanto vio a su compañera, también se lanzó a besar el Torico. “Este día será el recuerdo más entrañable que me guardo de la Vaquilla. Todos los años son especiales, pero este año ha sido muy emocionante”, ha reconocido a los medios de comunicación justo cuando ha bajado de la grúa. En ese momento, amigos y autoridades se acercaron a mostrarles su cariño. La emoción estuvo presente durante todo el acto.

La alcaldesa de la ciudad, Emma Buj, tampoco pudo evitar las lágrimas. En su turno de palabra reconoció que “no son momentos fáciles”, más aún en un día en el que todos los turolenses tendrían que estar preparando sus trajes y saliendo a la calle a disfrutar de las fiestas de la Vaquilla. “Sin embargo, estamos aquí con la emoción contenida”, ha lamentado.

Buj explicó que, para los vaquilleros, para los turolenses que realmente sienten la fiesta, la Vaquilla es “mucho más” que pertenecer a una peña o disfrutar de los toros. “Es algo que se lleva en el corazón, un sentimiento que tenemos dentro y que volverá a salir cuando se puedan celebrar las fiestas", ha argumentado. Por este motivo, añadió, desde el consistorio turolense decidieron llenar la plaza de Torico con pañuelos rojos con cada uno de los escudos de las peñas, de Interpeñas y del Ayuntamiento.

La alcaldesa puso en valor la idea de que este año pusiera el pañuelo la Peña El Agüelo, que nunca antes había lo había hecho. Así, justificó que ha sido un homenaje a todas las personas mayores que han fallecido por culpa de la covid-19 o que lo han pasado mal sin poder ver y abrazar a sus familiares, a sus hijos y a sus nietos. Buj acabó su intervención visiblemente emocionada, casi sin poder gritar el famoso “¡Viva la Vaquilla! y ¡Viva Teruel!”. Pero lo consiguió, y toda la plaza le siguió al unísono.

En la misma línea mostró el presidente de Interpeñas, Carlos Perales, quien ha reconocido que este año ha sido “muy difícil” para todos y aseguró que el sentimiento no entiende edad. Por este motivo, reiteró, tuvieron la idea de que fuera la Peña el Agüelo quienes pusieran el pañuelo y que fuera el Torico quien ostentara el puesto de Vaquillero de Honor. 

Carmen Navarro besa la figura del Torico tras colocar el pañuelo. DIEGO SAZ

Menos gente que el año pasado

Apenas unos pocos grupos de turistas se atrevían a cruzar por la plaza del Torico pasadas las cuatro y media de la tarde, cuando el termómetro superaba los 35 grados. Hubiera sido en ese momento, de no ser por la covid-19, cuando miles de personas se hubieran concentrado en ese mismo lugar para ver la puesta del pañuelico. Pero este año, el acto tuvo que ser en ‘petit comité’.

Es la radiografía del segundo sábado de las fiestas, con terrazas menos llenas de vaquilleros que el año pasado y turistas que preferían visitar los atractivos monumentales de la ciudad. Los jóvenes se marcharon en su mayoría a la playa y el increíble operativo policial que recorría las calles dejaba poco margen de maniobra a quienes se les hubiera ocurrido hacer cualquier mínima celebración.

Los peñistas que había por la plaza añoraban años anteriores y confiaron en poder celebrar la Vaquilla el próximo año. “Es muy duro vivir así la fiesta, porque estás trabajando durante todo el año, intentando hacer cosas nuevas, promocionando la peña y la Vaquilla, y al final te das la torta y ves que no se puede hacer nada”, ha reconocido Concha Les, miembro de Interpeñas y socia de la Peña el Trago desde hace 44 años.

La peor parte de este sábado es no ver la plaza llena de gente, con las peñas y las charangas, pero confió en que el año que viene pueda ser diferente y pueda volver la fiesta a la calle. “De verdad espero que en2021 la Vaquilla vuelva a ser lo que es la Vaquilla, lo de siempre, con la fiesta y toda la gente, porque lo de hoy es muy triste”, ha dicho.

De la misma peña, Merche López y Sergio Vicente se aceraron a la plaza del Torico con su hijo pequeño, Matías, de apenas cuatro meses. Son sus primeras Vaquillas, aunque la situación era muy diferente de como frecuentan ser estas fiestas. “Es muy difícil vivir la Vaquilla así. Se asume porque no queda otra, hay que aceptarlo si o sí porque así son las circunstancias, pero estamos deseando que llegue el 2022”, ha apuntado Vicente.

En la misma línea se ha mostrado su mujer, quien pudo ver el acto de la puesta de pañuelico que se realizó por la mañana y destacó lo “emocionante” que fue. “Hemos podido revivir un poco la tradición, aunque sea de otra manera”, ha considerado, confiando en que al año que viene todo vuelva ser como antes.

Foto de familia en la plaza del Torico de la alcaldesa, Emma Buj con los asistentes al acto. DIEGO SAZ

Sentadas en las terrazas estaban Beatriz Vicente y Eva Sanfélix, con su grupo de amigos. Ellas se quisieron quedar el sábado en Teruel para tomar un vermú, comer y revivir lo que debería de haber sido la Vaquilla, pero este sábado se iban a la playa para aprovechar el puente que deja la celebración. “Aquí ya no hay nada que hacer, entonces preferimos aprovechar estos días que tenemos para ir a la playa y desconectar un poco”, ha matenido Sanfélix. Es una opinión compartida por muchos de los jóvenes de la ciudad, que, ante la extraordinaria presencia policial, y sin ningún evento al que asistir, han preferido marcharse a otros lugares donde al menos pueden alquilar un apartamento para disfrutar del fin de semana con los amigos. 

Primer día, sin incidentes

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La ciudad no registró incidentes el primer día de la Vaquilla. En total, unos 200 agentes entre Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Adscrita participan este en el dispositivo. Los mismos que el año pasado y en la línea de los que había antes de la pandemia del coronavirus. El objetivo de tal desproporcionada cantidad de operativos, como explicaron la alcaldesa de la ciudad, Emma Buj, y el subdelegado del Gobierno en Teruel, José Ramón Morro, era disuadir cualquier intención de realizar una fiesta.

Así está siendo por el momento. La ciudad no registró ningún incidente, pero el control policial se va a prolongar hasta el lunes. Policía Local y Policía Nacional han duplicado sus agentes para el operativo, con 40 y 150, respectivamente, a los que hay que sumar una quincena de la Unidad GRS de Zaragoza, la Unidad de Patrimonio y Protección de Hurtos y el helicóptero. La Guardia Civil, junto con la Unidad Cinológica, protegerá el perímetro de la ciudad, con controles de alcohol y drogas.