No hay vacaciones para quienes no llegan a final de mes con sus ingresos ni para quienes necesitan ayuda para cubrir sus necesidades más básicas, como comer. La pandemia del coronavirus ha agudizado un problema que lleva mucho tiempo presente en la sociedad y la crisis sanitaria ha empeorado la económica de muchos hogares, demasiados. Por eso en Zaragoza la solidaridad no entiende de verano. También en el mes de julio, requieren de esa ayuda y de alguien que se la preste. En Zaragoza son miles de personas las que acuden a los bancos de alimentos repartidos en asociaciones vecinales como la de Civitas, en Las Fuentes, para recoger lotes con comida y productos de primera necesidad. 

Durante el verano, muchas tiendas (también las que pueden en este año tan difícil) bajan unos días la persiana para irse de vacaciones pero el hambre nunca cesa en quienes lo padecen y los cauces oficiales no son suficientes. Bien lo saben en Civitas, donde llevan más de dos décadas ayudando a la gente más necesitada de su barrio, Las Fuentes. Su presidente, Laureano Garín, subraya que los niveles de pobreza se mantienen durante el periodo estival «igual que el resto del año». «La gente no deja de venir aquí aunque sea verano», dice. Ayudan también estos días a casi 1.700 personas.

1.300 kilos en 75 lotes

Durante el verano la asociación está repartiendo al día en torno a los 1.300 kilos agrupados en 75 lotes. Gran parte de lo donado proviene del Banco de Alimentos de Zaragoza, cuya aportación alcanzó casi los 100.000 kilos en 2020 de los 150.000 repartidos en total desde Civitas. Unos niveles de reparto que se mantienen siempre constantes «sea la época del año que sea», asegura el presidente de Civitas.

Voluntarios recogiendo alimentos para realizar el posterior reparto de los lotes en el barrio. SERVICIO ESPECIAL

Por su parte, la gente del barrio sigue mostrando su lado más solidario en los momentos difíciles para ayudar a sus vecinos en situaciones complicadas. «A la gente no se le puede pedir más, su solidaridad es increíble», recalca orgulloso Garín. Y es que los vecinos, a pesar de estar en un periodo vacacional en el que se incrementan los desplazamientos, no cesan en su empeño de colaborar. Suelen acercarse a donar alimentos, ropa o juguetes. Suelen ser, sobre todo, personas de mediana edad, a partir de los 50 años. 

A su vez, el presidente de esta asociación de Las Fuentes agradece a los numerosos restaurantes y empresas que deciden donar la comida que les sobra en beneficio de los más desfavorecidos. Pero sin duda, cabe destacar el trabajo realizado por el Banco de alimento de Zaragoza, parte fundamental de toda esta labor solidaria. Para Garín, este «hace una gran labor social en Zaragoza».

Sin embargo, Garín lamenta la falta de coordinación con los servicios sociales del Ayuntamiento de Zaragoza. Según explica, la burocracia a la que está anclada la Asociación Civitas para registrar a las personas que acuden cada semana a recoger un lote con comida y productos de primera necesidad retrasa el proceso de entrega. «A mi no me parece justo que haya familias que están recibiendo cada 15 o 20 días, y por el otro lado, el excedente lo demos a la gente que no está inscrita», señala Garín.

Preparación de los lotes en la asociación Civitas, esta semana. SERVICIO ESPECIAL

Su asociación cuenta actualmente con 300 personas inscritas, a pesar de ser casi 1.700 las que acuden realmente a por comida. «Si tuviéramos que hacer toda la documentación necesaria a toda la gente excedente nos pegaríamos todo el año haciéndolo y estaríamos más rato en el ordenador que atendiendo a las personas. Por términos de justicia empezamos a repartir del primero al último, pero cuando llegas al final puede haber pasado un intervalo de dos meses y medio hasta que reciben el lote». Además, Garín detecta un problema mayor si no se da una solución a estas personas. «El Banco de Alimentos y la administración se desentienden de las personas sin ficha. A esta gente hay que darles respuestas. Va a haber un gran problema social porque además muchos de ellos están viviendo en malas condiciones». 

Un sistema «muy rígido»

Al mismo tiempo, Civitas recibe avisos del ayuntamiento sobre personas necesitadas que aparecen en otras asociaciones a pesar de estar inscritas en la de Las Fuentes. «Nos llaman la atención porque detectan gente de nuestro centro en otros barrios. No quieren que haya duplicidades. No entiendo por qué hay un sistema tan rígido, cuando debería ser un proceso muy flexible», denuncia el presidente de la Asociación de Vecinos Civitas.

Vecinos esperando a las puertas de la asociación para recibir alimentos. SERVICIO ESPECIAL

Además, las subvenciones recibidas por parte del consistorio zaragozano resultan insuficientes para cubrir las necesidades de la asociación. «El ayuntamiento con 2.600 euros de subvención se nos ha quitado del medio. En una entrega y media nos cepillamos la subvención», exclama Garín.

La solidaridad de los vecinos de Zaragoza es el gran caballo de batalla para combatir el hambre en sus calles. Las crisis sanitaria han empujado a más gente a la calle a pedir ayuda y asociaciones vecinales como Civitas junto al Banco de Alimentos cuidan de sus vecinos. La solidaridad no descansa en verano.