Cuando la carnicería Carlos Belloc eche el cierre el próximo 24 de julio, se pondrá fin a 38 años de actividad en el Nuevo Mercado Fleta. Inaugurado en 1983 en el 52 de la avenida Tenor Fleta, contaba entonces con 32 puestos. Este negocio familiar lleva ocho años siendo el único local activo del mercado

Carlos Belloc, propietario del negocio, echa la vista atrás con nostalgia, pese a que la decisión de trasladarse al número 34 de la avenida, unos metros a la izquierda del actual establecimiento, apunta a ser positiva para él y su familia. "Había una actividad tremenda teniendo en cuenta que hay otro mercado aquí al lado. Trabajábamos todos los puestos para alimentar al barrio", recuerda.

El traslado viene motivado por la voluntad de su hijo Eduardo de continuar con la tradición familiar. Para Carlos se trata de una pasión hereditaria, algo que "no se estudia en cualquier sitio". No en vano, son la quinta generación de ganaderos carniceros de su familia. Eso sí, se muestra contundente a la hora de asegurar que el futuro del negocio familiar "no está en un puesto de mercado".  

Es la complicada realidad con la que llevan lidiando durante años. Así lo simboliza el crecimiento de su negocio, comenzando en el fondo del mercado y ocupando los locales que iban quedando vacíos hasta llegar a su última localización, justo a la entrada, con el mostrador a pie de calle, visible desde la avenida. En el suelo siguen las marcas para respetar las medidas de seguridad por la pandemia. Una situación que no les ha afectado en exceso. La «lealtad» de sus clientes, forjada durante años en el mercado, les permitió seguir adelante incluso en los momentos más duros. 

«Nos debemos a la clientela desde hace muchos años», afirma Carlos Belloc. Rosa Mari, su mujer y la tercera pata del negocio familiar, lo reitera: «Íbamos a sus casas a llevarles los productos, nos hemos volcado».

Mientras Eduardo atiende el mostrador, una clienta le felicita por cómo está quedando el nuevo local. Un indicativo de la cercanía que mantienen con su clientela, esa con la que aparentemente van a contar en la nueva aventura que emprenden. Sin embargo, la que ahora cierran levanta muchos interrogantes para Carlos, que atribuye a varias razones el cierre del Nuevo Mercado Fleta y el progresivo declive de los mercados de barrio en los últimos años. 

Tiempos de cambio

"Las pequeñas y grandes superficies se han ido colocando en los barrios, los hábitos de consumo y de la sociedad han cambiado y las instituciones tampoco han ayudado, tan solo al Mercado Central y al de San Vicente de Paúl por ser del ayuntamiento", apunta. 

38 años después de la inauguración del mercado y a pocos días del cierre, mira con optimismo al futuro. Carlos no niega la evidente carga emocional que supone dejar atrás el local que ha sido su segunda casa. La nostalgia, sin embargo, no le impide asegurar que renovarse es esencial. Una lección aplicable a su negocio, y por extensión al modelo de los mercados de barrio, al bajar la persiana tras casi cuatro décadas uno de sus exponentes en la capital aragonesa.