Cuenta una antigua leyenda japonesa que si consigues hacer mil grullas de papel, se concede un deseo. Sadako Sasaki se aferró a este bonito relato cuando le diagnosticaron una leucemia muy agresiva a los 12 años. Su historia se remonta al 6 de agosto de 1945, fecha en la cual sufrió en sus propias carnes la bomba atómica de Hiroshima. A pesar de que su hogar se encontraba cerca del epicentro de la explosión, Sasaki sobrevivió. Pero el peaje a pagar fue muy caro. La joven nipona quedó expuesta a la radiación y, diez años más tarde, desarrolló una leucemia que terminó con su vida. El tesón y las ganas de vivir de la pequeña le llevaron a inspirarse en esa leyenda y, hasta su fallecimiento, completó cientos de grullas en el hospital.

Con el objetivo de preservar el espíritu de Sadako Sasaki, Aspanoa ha lanzado su nuevo proyecto “1.000 grullas contra el cáncer infantil. Esta campaña solidaria ha sido presentada esta mañana en la estación de servicio Los Ibones del grupo Zolio Ríos, entidad colaboradora con el programa impulsado. Los usuarios de las áreas de servicio de este grupo pueden adquirir desde el pasado 1 de julio una grulla de papel para colorear por el simbólico precio de un euro.

Tal y como apuntó Juan Carlos Acín, gerente de Aspanoa, la recaudación se destinará a “la investigación en Aragón, que es de donde llega el apoyo y la financiación, en coordinación con el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IISA)”. Acín ha lamentado la situación que llevan sufriendo estos pacientes desde el estallido de la pandemia: “Les ha llevado a un aislamiento social durante el tratamiento en los hospitales, y también en el entorno de la enfermedad, lo que ha generado miedo y ansiedades que complican el ambiente familiar”. Del mismo modo, el gerente de Aspanoa ha señalado que anualmente se incorporan entre 30 y 40 familias, además de estar trabajando con casi 200 niños, lo que les lleva a una cifra total de 500 personas junto a los familiares de los pequeños. Acín ha defendido que el cáncer infantil debe tener sus “propias investigaciones”, con el objetivo de “evolucionar en tratamientos y reducir las secuelas y efectos secundarios”.

Zolio Ríos, gerente de la entidad colaboradora, ha calificado de “exitoso” el proyecto durante sus primeros quince días. Ríos anunció la ampliación de la campaña hasta el 31 de agosto, coincidiendo con el final del periodo estival de vacaciones, algo que sin duda ha contribuido a cubrir la mitad del objetivo en menos de dos semanas por los desplazamientos que se producen durante estas fechas.

La presentación del proyecto también ha contado con la intervención de Alberto Jiménez Schuhmacher, responsable del grupo de Oncología Molecular  del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IISA). Actualmente, Jiménez se encuentra inmerso en la búsqueda de nuevos métodos para diagnosticar el giloma difuso en tronco, un raro tumor cerebral infantil de mal pronóstico que es casi imposible de biopsiar sin poner en riesgo al niño. El investigador también ha aprovechado para resaltar la importancia de este tipo de campañas para “concienciar a la población".

Muchos años después, el espíritu de la joven nipona sigue vigente. Y no existe mejor manera de honrar su memoria que utilizando ‘sus’ grullas para impulsar la investigación del cáncer infantil. Que sean más de mil y se cumplan muchos deseos.