El Ayuntamiento de Caspe ya ha iniciado los trabajos de construcción de la segunda planta del aparcamiento situado en la calle Chorrío. Esta segunda fase de la ampliación de la zona de estacionamiento permitirá ganar plazas y descongestionar así las calles del barrio.

La actuación, impulsada a través de la concejalía de Urbanismo que dirige el concejal Gabriel Luena, consiste en el cerramiento del solar que actualmente está destinado a aparcamientos de vehículos. El objetivo no es otro que continuar con la construcción de un piso superior, destinado al mismo uso, donde podrán estacionarse vehículos, tanto en su interior como en su techo.

Según explicaron desde el área de Urbanismo, esta obra es la continuación de los trabajos que se iniciaron ya en 2013, cuando se ejecutó la primera fase de este parking público. Entonces se habilitó un solar con capacidad para 10 vehículos.

El proyecto se diseñó en su origen pensando en futuro y ya incluyó «las oportunas previsiones para continuar con las alzadas», explican desde la concejalía.

Se hizo con el objetivo de alcanzar el nivel de la calle Huerta Herradura y con la idea de delimitar el encuentro por la rampa lateral, donde ahora mismo hay un callejón, para garantizar la accesibilidad al nivel intermedio entre ambas calles.

Con esta segunda fase, desde el ayuntamiento pretenden incrementar la capacidad actual del aparcamiento público existente y mejorar el servicio y la descongestión de vehículos respecto de la vía pública del centro histórico.

Para esta actuación, el ayuntamiento va a invertir 151.400 euros a cargo de la partida de presupuesto municipal dedicada a equipamientos públicos y tiene un plazo de ejecución de tres meses.

Según explicaron desde la concejalía de Urbanismo, lo que se busca mediante esta actuación es mejorar la planificación y la gestión urbana para facilitar la vida de sus ciudadanos. Además, pretenden seguir avanzando para lograr una «ciudad y comunidad sostenible», uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible propuesto en la agenda 2030.

Los municipios, encomendados por la UE, tienen que trabajar por reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera para luchar contra el cambio climático.